¿Qué Pasa?

‘Oblivion’: genérica y reiterativa, pero impresionante

‘Oblivion’: genérica y reiterativa, pero impresionante

Cuando se trata de películas netamente hollywoodenses, siempre he visto con suspicacias el estreno en nuestro país de cualquier film, días o semanas antes de su lanzamiento oficial en Estados Unidos. La experiencia dice que semejante hecho no representa un buen augurio. Y una vez más, “Oblivion” no ha sido la excepción.

Aclaro que el punto no es que el nuevo film de Tom Cruise sea una mala película. La producción conjuga con apreciable efectividad los parámetros que dan sentido y definición al cine comercial: acción, romance y aventuras, aderezadas con una estética post apocalíptica bastante interesante.

Donde “Oblivion” falla es en su propuesta narrativa.  ¿Solo porque se trata de un ‘film veraniego’, eso significa que su argumento debe carecer de sentido? Y no es sólo eso, sino que la película mezcla tantas cosas que termina por quedarse sin discurso.

¿O es que acaso nunca lo hubo? Admito que hay una que otra idea interesante aquí, aunque no sean necesariamente nuevas –La emigración hacia otro planeta, la rebelión de las maquinas–Pero  en general la historia se revela como uno o más bien varios pasajes de relatos que ya hemos repasados con anterioridad.

Estamos en el año 2077, y la tierra, luego de una feroz guerra contra invasores alienígenosque arrasó casi con toda la humanidad, luce desolada y destruida, a pesar de haber salido victoriosa. Equipos de vigilancia y mantenimiento, compuestos por una pareja (Victoria y Jack Harper) quienes se multiplican como clones que operan desde numerosas estaciones espaciales, son los encargados de ejecutar las ordenes que llegan desde TheTet’, una gigantesca base espacial con rostro y voz humanos.

Pero Harper (Tom Cruise), quien fue sometido a un lavado de cerebro, y ahora sufre de recurrentes chispazos de recuerdos en la que se ve junto a una hermosa mujer (Olga Kurylenko), en lo que una vez fue New York; empieza a cuestionar su rol de vigilante y su real identidad, y consecuentemente sobrevienen los conflictos.

Las actuaciones carecen de valor alguno, estando Cruise incluso por debajo del carisma y la solidez alcanzada con anterioridad en producciones de similar estampa. El romance de igual modo, a duras penas se sostiene, y al final, el film concluye sin dejar a todos satisfechos.

Por fortuna, una espectacular fotografía de Claudio Miranda y la excelente música, enigmática y sobria, de Anthony González y M83, contribuyen en gran manera a crear una atmosfera surrealista y futurista que atrae e impresiona.

El Nacional

La Voz de Todos