Opinión

“Amemaos” del tránsito

“Amemaos” del tránsito

La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), cumplió 16 años de fundada. Se supone que tras su creación el tránsito vehicular ha debido mejorar. ¿No es esa su razón  su existencia? Ocurre, sin embargo, que el  caos es cada vez mayor, no solo en el gran Santo Domingo.  ¿Qué ha pasado entonces  que la AMET no forma parte de la solución sino del problema?

La culpa no es exclusivamente de los agentes que vemos amontonados en las esquinas hablando por el móvil y haciéndose de la vista gorda mientras los conductores violan la ley y el sentido de preservación de la vida. La responsabilidad es compartida. Es del Ejecutivo, del Congreso, de la Justicia, y de la propia Policía. Es culpa de los ciudadanos también.

La ciudad de Santo Domingo, por ejemplo, es una selva de cemento poblada por animales, donde prevalece  la ley del más fuerte, es decir, del que tiene un rango militar, un cargo en el gobierno o membresía sindical. Para militares, funcionarios y sindicalistas, no hay reglas. Ellos detienen el tránsito cuando quieren. No respetan carriles ni luces.

Los agentes policiales son testigos de cera. Nadie los respeta. ¡Hay conductores del transporte público que tienen más de 200 multas sin pagar! ¿Puede ocurrir eso en otro país? ¡Imposible!

A diario vemos a conductores de vehículos pesados  en las carreteras  rebasando temerariamente, violando los límites de velocidad, sin placa, sin luces, sin neumáticos adecuados. (Generalmente son militares con licencia para matar).

Un millón de motociclistas, la mayoría sin casco, sin placas, sin documentos, sin luces, irrespetando toda norma civilizada de conducir por las calles.

Cientos de miles de carros públicos, autobuses y minibuses, conducidos por irresponsables que no tienen respeto por  la vida.

En cada esquina hay un negocio de bebidas alcohólicas para los conductores de toda clase de vehículos, provocando accidentes generalmente fatales. (Los dueños de estos negocios tienen poder político, económico y militar. Nadie los toca).

El entaponamiento vehicular es cada día mayor. Y peor, no parece haber voluntad política para resolver ese problema que tanto le cuesta al país en tiempo, combustible, repuestos, accidentes y  muertes.

En Estados Unidos y en Europa, los dominicanos cumplen rigurosamente las leyes de tránsito, pero en su país no. ¿Por qué? En esos países la policía no coge corte. El que viola la ley, sea quien sea, puede perder el derecho a conducir, tiene que  pagar mucho dinero y hasta  puede terminar en la cárcel por muchos años.  En este país, usted conduce borracho, tiene un accidente, mata ciudadanos inocentes y no pasa nada.  ¿Quién le pondrá el cascabel al gato? Esa no es tarea de los agentes de la AMET, es del gobierno.

El Nacional

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