Dijo un señor que el perro ya no es el mejor amigo del hombre sino el chivo. Es el chivo expiatorio y para Argentina el Reino Unido parecería ser su chivo favorito. En 1982 la guerra por las Malvinas fue el chivo escogido para potenciar el nacionalismo y tratar de minimizar su desbarajuste político- económico. El pasado diciembre el Mercosur y sus asociados aprobaron una resolución para impedir que barcos con banderas de las Malvinas atraquen en sus puertos y en enero las autoridades de las Malvinas impidieron que turistas de un crucero desembarcaran en el Port Stanley debido a un brote de un virus.
Así comenzaron las palabras de los responsables de los países envueltos en el conflicto. El primer ministro David Cameron acusó a Argentina de colonialismo por su reivindicación del territorio y Cristina le acusó de mediocridad rayando en la estupidez. Y también ahora se explican las palabras de la presidente argentina en su discurso ganador de las recientes elecciones. Cristina hizo un llamado a la unidad de la nación para cumplir con su objetivo de seguir agrandando Argentina. Resulta que eso de agrandar tenía cocorícamo. Dice Cristina que las nuevas medidas económicas no son ajustes, es sintonía fina.
Por las nuevas limitaciones para la compra de divisas, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó un operativo en más de 800 locales con 1,800 inspectores de la AFIP como una de las medidas para controlar la tasa de cambio. Algo así como una policía económica. Se le agrega un control dispuesto por el Banco Central, quien también exige a los bancos que pidan declaraciones juradas a los importadores para permitirles comprar dólares.
Para monitorear cada operación de importación los empresarios que quieran ingresar un producto deberán solicitar su aprobación de la AFIP y de la Secretaría de Comercio. Esto implica que deben cumplir con un proceso de control de ambos organismos gubernamentales.
Dos nuevas propuestas parecen estar en camino. El Estado investigará el salario de los gerentes de las empresas y propondrá que el 75% de las utilidades de los bancos sean capitalizadas para aumentar la responsabilidad bancaria.
No son ajustes, es sintonía fina. Y por si las medidas fallan, algo de entretenimiento. Y nada mejor que el chivo inglés.