Miguel de Cervantes escribió: La historia es madre de la verdad, émula del tiempo, testigo de tantos pasados, ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de lo porvenir? Al cumplirse el martes el 63 aniversario de la gesta del 19 de junio de 1949, intrepidez y valor de esos hombres idealistas, instituciones de apoyo, colaboradores, profesionales, estudiantes, jóvenes, adolescentes, obreros muertos, ciudadanos extranjeros y algunos dominicanos, expresamos gratitud eterna a sus distinguidos y atribulados familiares, amigos sinceros, vivos y fallecidos que merecen el bastón y la presea de la inmortalidad. ¡Cuántos dominicanos idos a destiempo, perpetuados sus nombres en la perennidad!
La luz y chispa incendiada de aquella gesta inmortal condujo a redoblar el noble despertar y acciones de los paladines y miembros de la raza inmortal del 14 de junio del 1959.
Así, exilios, torturas, allanamientos sin cumplir la ley, juzgamiento en tribunales y cortes preparadas, supuesta violación a la ley 36 y porte de arma de fuego, para negar el recurso de hábeas corpus o la libertad, fiscales y jueces, militares en su mayoría, y una sola pistola disfrazada como cuerpo del delito, hasta que un valiente cabo policial aquejado de tanta maldad y mentiras, le dijo a algunos de los defensores de los presos políticos, de una señal que tenía cercano al cargador la pistola utilizada, y los valerosos jurisconsultos, Héctor Cabral Ortega, Virgilio Bello Rosa, Ramón A. Veras (Negro), Abelito Rodríguez del Orbe, Andrés Blanco Fernández, Camilo Rivera, vecino nuestro, y otros descubrieron en pleno tribunal la pistola, y esa falacia utilizada como cuerpo del delito.
¡Vaya perversidad y abuso de poder y maledicencia, violación a los derechos humanos! Y hay que saludar la dignidad de tantos hombres y mujeres nobles como la insigne madre del ingeniero Tonty Rutinel, una de las abogadas que participó a favor de los presidiarios.
Los patriotas, héroes y mártires del 14 de junio, fueron la flor y nata de nuestra juventud, muchos inmolados, fusilados, ahorcados, perseguidos. Esos muertos y algunos aún vivos ofrendaron su sangre, faena sacrosanta, fueron también puntales de héroes y epopeya radiante que constituyeron a la caída del régimen oprobioso de Rafael Trujillo, sanguinario e infernal.
En el vía crucis por la libertad del pueblo dominicano, debemos destacar con pinceles de gloria, héroes y mártires que viven a Dios gracias, a las heroínas y mártires Patria, María Teresa, Minerva Mirabal y al chofer Rufino, símbolos valerosos que todo el país recuerda con fervor, admiración.
La lucha indetenible de hombres, mujeres, jóvenes y sectores contra el tirano, prosiguió sin detenerse, pues ya el sátrapa y su gobierno fueron condenados por la OEA y la Misión Vigilante de las Naciones Unidas y otros países hermanos, y nunca se detuvieron hasta que la noche del 30 mayo del 1961 un grupo de valientes, libertadores, héroes y mártires de la libertad de la República, exterminaron para siempre a Trujillo, porque el que a hierro mata a hierro muere.
