Reportajes

26 de julio El día que cayó Lilís

26 de julio El día que cayó Lilís

Hoy hace (ciento dieciocho años)… de haber sido abatido a balazos en una calle de Moca el general Ulises Heureaux (Lilís), pacificador de la patria y férreo presidente de nuestra ascendereada República varias veces.

Como comentario del resonante hecho, y para fijar la indiscutible verdad de sus pormenores, trasladaremos de diversas publicaciones algunos párrafos importantes respecto al caso.

Dice Sumner Welles en las páginas 508 y 509 de su libro La Viña de Naboth: “Mientras el presidente hablaba con unos de los funcionarios en la puerta de la oficina de Administración de Hacienda, Cáceres avanzó sobre él y apuntándole con su revólver le hizo varios disparos al cuerpo simultáneamente con Lara (Jacobito).

Heureaux, ya herido, instintivamente sacó su pistola y disparó, pero su mano derecha, mutilada años atrás en una lucha en Haití, respondió torpemente y la bala se desvió, matando a un pordiosero que se encontraba agachado en una calle cercana.

Por último, un disparo del revólver de Cáceres, penetró por la boca de Heureaux atravesando la base del cráneo y el dictador cayó al suelo.

En un instante el cuerpo fue acribillado a balazos, y Cáceres, escapando con su compañero de en medio de la escolta armada de Heureaux, montó a caballo y huyó del pueblo”.

No hubo ningún balazo en la boca de Heureaux, ni éste tenía escolta armada: no lo acompañaba en aquel momento ni un solo ayudante militar.

Pedro Troncoso Sánchez hace a su vez en la pág. 102 de su libro Ramón Cáceres, otro relato tan infiel como el de Sumner Welles. Expresa Troncoso: ”Descarga (Heureaux) todos sus tiros (sic) y dos de ellos matan a un conocido pordiosero, Eduardo Ignacio, a quien el lance sorprende sentado en una acera cercana.

El último disparo se lo descarga Mon casi a quemarropa y enseguida muestra la boca deshecha y sangrante. La bala le ha salido por la nuca”.

El doctor Buenaventura Refugio Báez y Lavastida (Capitán Báez), quien fue uno de los médicos que examinaron y atendieron el cadáver de Heureaux, le escribió a su madre, doña Dolores Lavastida de Báez, a raíz del suceso, y en su carta le refería: “El cadáver del Presidente llegó aquí ayer a las 6:00 de la mañana, inmediatamente se me llamó a ver si podía procederse el embalsamiento, pero esto tenía a esta fecha sus inconvenientes y sólo pude, en compañía de los demás médicos, proceder a una inyección que permitiera conservar el cadáver hasta ayer en la tarde en que se verificó el entierro quedando enterrado en la Iglesia Mayor cerca del Altar Mayor.

Tenía el Presidente cinco balazos en el pecho, uno sobre la cadera izquierda que le hirió el brazo izquierdo, y uno en la nuca, que es un simple raspón.

“Mon fue el que hizo fuego y sus cinco balas las recibió el Presidente en el pecho. La autorizada carta del doctor. Baez Lavastida constituye un documento auténtico y fehaciente, en cuanto al número de heridas y a los sitios del cuerpo de Heureaux en que fueron comprobadas: esta es, pues, la única versión sobre el caso digna de ser admitida por la historia.

Enriquecemos estas notas con una narración que me hizo del no muy bien conocido suceso, el general Cipriano Bencosme, mocano de viso y quien había sido íntimo amigo de Ramón Cáceres. Bencosme residía a la sazón en la casa que habitaba Jacobo de Lara el 26 de julio de 1899, y yo le hice una noche una visita a Bencosme para hablar acerca de la muerte de Heureaux.

El querido amigo me refirió: “Por entre estas dos puertas le hizo Jacobito el primer disparo a Lilís, quien estaba en la acera, produciéndole una herida que resultó solo un chasponazo en la nuca. Instantáneamente Mon le da el primer tiro a Lilís, estando sobre la acera; y el que le hirió el brazo izquierdo; entonces Mon baja de la acera, se le enfrenta a Lilís y le asesta sus otras cuatro balas en el pecho.

El quinto balazo que Heureaux tenía en el pecho se le dio uno de los complotados cuando los muchachos se alejaban del temido muerto”.

Vuelvo sobre el error cometido por Sumner Welles y por su seguidor Pedro Troncoso Sánchez, acerca de que Heureaux recibió también un balazo en la boca.

La fuente de este burdo yerro está en la pág. 109 de La Sangre, la novela de Tulio Manuel Cestero y Leiva; donde dice equivocadamente: “El último disparo de Cáceres fue a quema ropa, apoyado el cañón en la boca; así se ve en la fotografía del cadáver: el bembe chamuscado y tumefacto”. El doctor Báez Lavadista, en su autorizada carta de que ya he hablado, no dice nada de esa herida.

En resumen de la historia de 19 años, postal que vendió entonces mucho en el país su autor, el artista español Francisco Adróver y Mercadal, el rostro está muy claro y en él no se advierte anormalidad alguna.
Emilio Rodríguez Demorizi hizo sacar en La Habana una magnífica copia de ese Heureaux de cuerpo presente, y en ella sus belfos, o labios gruesos, se hallan absolutamente indemnes.

Tulio Cestero, Sumner Welles, Pedro Troncoso, etc…, oyeron campanas y no supieron dónde. El balazo en la boca quien lo recibió fue el mendigo Eduardo Ignacio, como lo comprueba la siguiente estrofa, de irrecusable valor histórico, del popular cantor cibaeño Juan Antonio Alix:
El pobre viejo Eduardo,
El limosnero de Moca,
Llevó su pico también
Con un balazo en la boca.

Como nota curiosa agregó a los informantes párrafos anteriores, los siguientes, que tomó en una carta que le escribió Ramon Cáceres a Juan Isidro Jiménez, desde los campos de moca, el 6 de enero de 1904, y que podéis leer en el número del Listín Diario del 3 de febrero de ese mismo año 1904:
“Nuestros campos están, por tanto, bien deslindados.

“Esto por una parte; por otra, debo decirle que estoy condenado a muerte por usted. Y los suyos: asimismo debe usted Saber que usted. Lo está por mí y por los míos, y a última hora, por mí personalmente”.
(Del libro: Crítica histórica, Santo Domingo, Academia Dominicana de la Historia, 1964).

APUNTE

Biografía del general Ulises Heureaux (Lilís)
Ulises Heureaux (Lilís) nació el 21 de octubre de 1845, en Puerto Plata. Recibió por nombre Hilarión y el apellido de su madre natural Josefa Level. Posteriormente, al ser reconocido por su padre cambió su nombre por Ulises y adoptó el apellido de su progenitor D’Assas Heureaux.

En 1863 se alista en el ejército restaurador iniciando su carrera militar y política junto al general Gregorio Luperón, con quien luego partió al destierro en 1868.

Hizo carrera en nuestras guerras intestinas entre “rojos” y “azules” y en 1879, con el triunfo de los “azules”, fue designado Ministro de Guerra.

El presidente Fernando A. Meriño lo designó, en 1880, Ministro de Interior y Policía, posición desde la cual le tocó aplicar sin piedad el llamado “decreto de San Fernando”. Dos años más tarde iniciaba su primer período presidencial (1882-1888), considerado en general, un buen gobierno.

A partir de ese momento, Heureaux inició un proceso de consolidación de su liderazgo político que lo condujo de nuevo a la presidencia de la República (1886-1888), en unas elecciones consideradas fraudulentas, y en las que derrotó a su antiguo mentor, el general Luperón.

Desde entonces, se enquistó en el poder, por medio de “victorias” electorales sucesivas en 1889,1893 y 1897, hasta la hora de su muerte, el 26 de julio de 1899.

Fuente: “El ajusticiamiento de Lilís,” Adriano Miguel Tejada, Santo Domingo, publicaciones de la CPEP.

El Nacional

La Voz de Todos