Opinión

27 de Febrero

27 de Febrero

Ernesto Guerrero

El 27 de febrero de 1844, frente a la puerta de la misericordia, con un solo disparo que Matías Ramón Mella dejó escapar al aire, fue suficiente para que el gobernador haitiano (Borgella) abandonara junto a sus tropas la parte oriental de la isla. Por el contrario, en el barrio 27 de Febrero de la ciudad capital se libró la más feroz batalla contra las huestes haitianas y sus acólitos fusionistas.

Todo comenzó cuando un chicharronero haitiano padre de cinco niños, le exigió a un oficial de la Policía Nacional que le diera cincuenta pesos para seguir jugando al “vironay”. Ante la negativa, desenfundó su arma y lo mato sin ninguna contemplación. (¿O fue al revés?). La hostilidades se iniciaron cuando las fuerzas nativas fueron a rescatar el cadáver, que yacía arropado con el lienzo tricolor.

A decir de los cabezas rapadas, fue una refriega en la que se utilizaron armas de todos los calibres: Catapultas de piedras, flechas, arcabuces, mosquetones e inclusive los cañones imperiales que fueron arrebatados al ejército Napoleónico. Solo faltó decir que la virgencita de las Mercedes, nuestra aliada en anteriores batallas, también estuvo presente.

De inmediato, cual si fuera la Roma imperial algunos legisladores corearon la frase con la cual Catón terminaba todos sus discursos “Delenda est Cartago” y pidieron insistentemente a Escipión Fadul para que actuara contra ese grupo de protervos que desafiaron nuestras pudorosas autoridades cuando trataban de deshacerse de las evidencias de un crimen de odio.

Los más populares e imparciales rotativos se hicieron eco de esta afrenta y lanzaron una alerta sobre la amenaza a la seguridad nacional que representa esta “Quinta Columna” compuesta de obreros y chiriperos que se creen dueños de ese territorio, por el hecho de tener sus pertenencias y hacer sus vidas en ese barrio por varias décadas.

En el parte de guerra se reportó que los traidores que introdujeron estos contrarios fueron los gobiernos de Trujillo, Balaguer y últimamente los del PRD y PLD. Y lo segundo es que estas hordas barbaras van a seguir aquí, porque se han convertido en pieza insustituible en la maquinaria de producción de riquezas en el país.

El Nacional

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