Opinión

Presencia económica

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Daniel Guerrero

Fidel
El 25 de noviembre pasado, a las 10 horas con 29 minutos de la noche, falleció en La Habana, capital de la fraterna isla de Cuba, el Comandante Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, quien ha dejado un valioso legado de humanismo, solidaridad para con los pueblos del mundo y de entrega total a la defensa de los mejores intereses de su patria, esa tierra que el profesor Juan Bosch bautizó como la Isla Fascinante.

La muerte de Fidel Castro ha entristecido al pueblo cubano, así como a millones de hombres y mujeres que en todo el mundo aman los principios de independencia, soberanía y autodeterminación de los pueblos por los cuales luchó el inmortal cubano universal. Me inclino reverente ante su digno ejemplo político y social.

Fidel Castro siempre defendió las mejores causas internacionales: ¿Cómo olvidar sus probados esfuerzos por la defensa de la paz mundial? ¿Quién puede ignorar sus novedosos planteamientos para la protección de los recursos medioambientales y su convencimiento de que un mundo mejor siempre era posible? .

Además, los avances sociales logrados por Cuba durante años de Revolución liderada por Fidel Castro han sido reconocidos por organismos especializados de la Organización de las Naciones Unidas y hasta por muchos de sus contradictores. Que hablen las cifras:
-Cuba es el único país de América sin desnutrición infantil, siendo declarado por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) como paraíso internacional de la infancia.

-La Organización Mundial de la Salud (OMSC) considera como un ejemplo para el mundo el sistema de salud cubano.
-El analfabetismo fue erradicado desde los primeros años del triunfo revolucionario, existiendo en la actualidad una tasa de alfabetización de adultos que ronda el 99,8 por ciento.

-En Cuba se destina el 54 por ciento del presupuesto nacional para servicios sociales, lo que significa que el acento en las ejecutorias gubernamentales está puesto en la calidad de vida de las personas.

Y al concluir este trabajo una anécdota personal: En 1988 asistí a un acto solemne celebrado en el Palacio de la Revolución, sede del Gobierno cubano, donde el profesor Juan Bosch fue condecorado por el presidente Fidel Castro con la Orden José Martí. Recuerdo que Fidel me preguntó qué yo estaba estudiando en Cuba, contestándole: “Relaciones Económicas Internacionales en la Universidad de La Habana, Comandante”. Acto seguido me manifestó; “¡Ahh!… Eso es el futuro, chico”.

Diez años después tuve el honor de ser designado por el presidente Leonel Fernández como el primer embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Dominicana en Cuba tras unos 40 años de ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países. En una ocasión en que sostuve una breve conversación con el gobernante cubano le recordé la anécdota citada en el párrafo anterior. Entonces me abrazó y pude observar en su rostro una grata sonrisa. ¡¡¡Gloria eterna, Fidel!!!

El Nacional

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