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7 pasos a dar en la Feria del Libro

7  pasos  a dar  en la Feria del Libro

La 20 Feria Internacional del Libro concluye mañana lunes 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, tras doce días de un programa reorientado al instrumento fundamental de la transmisión de la cultura: el libro.

Las nuevas autoridades del Ministerio de Cultura definieron y desarrollaron un perfil nuevo que incluyó la reubicación y eliminación de actividades que de ordinario se desarrollaban en su seno, para dar preferencia al libro, la literatura y las presentaciones de arte basadas en la literatura, como es el caso del Teatro Callejero como divertimento (hubo muy buen teatro en la Sala Ravelo, con piezas basadas en obras literarias); se excluyó la artesanía (que tiene su propia feria a finales de año en el Parque Colón y sus canales ordinarios de distribución todo el año.

No participaron tampoco los grupos artísticos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, de los cuales se desprende la idea de un gran festival universitario de las artes (englobando los grupos, artista y tendencias de todas las universidades).

Los nuevos criterios de la Feria eran nuevos y no agradaron a todo el mundo, como es lógico cuando se produce una orientación nueva en una práctica asentada por años con criterios compartidos y asimilados.

Entre los mejores factores de la XX Feria del Libro ha estado el Pabellón de René del Risco, una de las mejores museografías con que se haya contando nunca en el acontecimiento ferial y que estuvo a cargo del Centro León. Por esa exposición, enriquecida iconográfica y documentalmente como no se había visto nunca ilustrada la vida de este escritor, se sentía la vida y la obra de Del Risco.

El Pabellón del país invitado, Paraguay, muy bien ubicado, se vio afectado en su proyección por la ausencia/tardanza en llegar los libros de ese país, que fueron llegando poco a poco y con el evento en pleno desarrollo. Ahí hubo un fallo que no debió haberse producido. Esta feria tenía su dedicatoria anunciada hace justamente un año. Habría que ver de quien fue la responsabilidad.

La lluvia afectó considerablemente las ventas en la primera semana y la segunda mitad de la restante, lo que produjo una reducción notable y dolorosa en las ventas.

Los premios siempre un factor sensible: para el visitante que ha asistido con tiempo, el premio fue haber encontrado los nichos de ofertas y rebajas: muchas librerías y editoriales se pusieron en eso y ofertaron buenos precios, pero en cambio otros muchos libreros no lo hicieron, al cabo de tantas ferias, que hay que entender que hay que poner precios de feria. Hay que destacar que una parte de ellos, sí se puso en esa actitud y que en muchas zonas (como en la tienda de Bono Cultura) había en oferta libros de 3 mil pesos en precio de lista, a 600 pesos.

Productivamente, la Feria no pasará a la historia por ningún record de ventas y la responsabilidad es de la lluvia (al fin y al cabo un factor meteorológico fuera del control o la buena voluntad de organizadores o libreros).

Casetas o módulos que normalmente tienen una venta de 20 0 25 mil pesos diarios, producían menos de mil en los días de lluvia.
La Feria ha mejorado en su planeamiento, su definición de los espacios que ahora eran más confortables, con menos elementos distractivos, con menos bocinas compitiendo por ganar la audiencia concurrente, con menos comida, sin vendedores ambulantes en los linderos, con mayor organización para los parqueos de vehículos autorizados (ahora clasificados sólo por el área asignada y no con un número específico en el mismo (lo que generaba enfrentamientos cuando el titular lo encontraba ocupado).

La Feria puede ser mejor, sí:

1. Se cambia la fecha de realización, desechando a abril y mayo, los meses más lluviosos del año, con todo y que en el primero, se conmemora el Día del Libro y las Bibliotecas.

2. Se evita montar la feria en esos primeros meses del año, cuando todavía esa la resaca del gasto de fin de año.

3. Se exonera a los libreros de pago. Ellos son la bailarina de la fiesta y no deben pagar por bailar. Sin libreros no hay feria del libro. Es un contrasentido de todas las direcciones de la feria, el cobrarles por ir a dar vida a la feria.

4. Si se les paga el servicio de almuerzo y cena, transporte de sus libros al recinto ferial y simplificación del proceso de registro de sus libros.

5- Fortalecer la oferta infantil de la feria. El cambio de una gran zona de actividades abiertas a la niñez, al pabellón PedaLeo fue drástica, aún cuando es un tema vinculado al presupuesto, que esta vez era mucho menor.

6. Impulsar entre los expositores (libreros, personal de los pabellones y módulos) un espíritu de continua y mutua colaboración para compartir sus públicos, sin competir fieramente por ellos.

7. Diversificar las sedes de la feria para contar con mas actividades fuera de la Plaza. La experiencia alcanzada ahora indica que es un buen camino.