¿Qué Pasa? Noticias importante

Sergio: “El pueblo tiene el soberano derecho de reinventarse”

Sergio:  “El pueblo tiene el soberano derecho de reinventarse”

VILLA ALTAGRACIA. Llegamos a la casa de Sergio Vargas a la hora acordada: 1:00 de la tarde de un miércoles que se tornó gris.
El Negrito de Villa, como se le conoce, tiene una residencia estilo oeste americano, donde se respira una gran paz y la decoración transporta a una época campesina perdida en el tiempo.

Una típica tinaja en la que de niño abrevó luego de sus caminatas en las polvorientas calles de Las 80 Casitas, donde nació, recibe a los visitantes desde uno de los rincones de la terraza donde dos mesas de billar ocupan el mayor espacio.

A la entrada de la amplia terraza el visitante se encuentra de frente con un enorme retrato de doña Goya, la cariñosa abuela que junto a su madrastra Ramona terminó de formar al artista.

La lluvia llegó junto con nosotros y él nos recibió en ropa de artista, un hábito no negociable desde su conversión en figura cimera de la música autóctona dominicana y fiel representante nuestro en el extranjero.

Antes de iniciar una conversación sincera con uno de los artistas más francos en sus planteamientos, nos señala hacia la cima de la loma Novillero que en ese momento luce una cabellera de nube.

“Detrás de esa loma está Las 80 Casitas, donde nací. No me puedo despegar de mis raíces”, dice para responder el por qué, contrario a otros artistas decidió plantar residencia en la tierra que lo vio nacer.
¿Eres lector u observador? –Iniciamos-

Yo soy un poquito las dos cosas, porque cuando comencé a tener dificultades con la vista adquirí mi propia vocación de la lectura. Cuando fui estudiante no la tenía, fui mejor en matemática que en literatura.

Mi primer libro, recomendado por un tío mío, fue “Ernesto Cardenal en Cuba”, que trata sobre una larga visita del sacerdote y poeta nicaragüense a esa nación, y desde entonces le tomé amor a la lectura.

No voy a presumir de ser un lector voraz, pero con el tiempo he aprendido a ser más observador. Soy adicto a los buenos documentales de History Chanel, Discovery Chanel y Nat Geo, con ellos me nutro.

¿Alguna fobia?
A las culebras. Desde chiquito escuchaba cuentos de camino que hablaban de cómo las culebras le caían detrás a la gente y les daban pelas. A través del tiempo y del conocimiento he aprendido a perder un poco ese miedo.

¿Cómo te hubieras hecho si en lugar de Adán te hubiese tocado ser el compañero de Eva?
Caigo más rápido ante el pecado incitado por la culebra. A Eva le dio bastante brega convencer a Adán, conmigo hubiera sido fácil.

Dejemos el Génesis y regresemos al presente.

¿A qué se debe la apatía de los artistas de tu generación en asumir un compromiso social como lo asumieron quienes los antecedieron?

Porque nosotros, los artistas del género popular, hemos tenido que luchar contra la adversidad. Mientras el vikingo exhibió como arma el hacha, nosotros exhibimos la chepa.

Si lo analizas, cada merenguero dominicano usa como arma la chepa, y por qué, sucede que la única escuela de merengue, que está en Santiago, la Ñico Lora, fue cerrada y hubo que hacer de todo para que la reabrieran.

Tú creces en práctica, teoría y en valores. Si aquí tuviéramos escuelas de música en cada pueblo y ciudad ese cuestionamiento que se le hace a Omega y a esos artistas del género urbano sí tendría razón de ser, pero dónde está la intención del Estado para que el “hijo de machepa” que quiere ser artista lo logre, no la hay. Esto también crea ausencia de liderazgo.

Hasta finales de los 70 los artistas estaban comprometidos, incluso los del género popular, pero había otros espejos donde verse. En el país había liderazgo en todas las áreas.

¿Hay cierta conexión entre el liderazgo del merengue y el de la política?

El género musical que sustenta el folklor y el político se parecen mucho. El merengue, como el país, anda sin líderes y los líderes son los que trazan las pautas y las rutas.

El merengue viene sin líderes de relevo. Johnny Ventura fue un gran líder en su momento, llenó su cometido, aunque sigue en los escenarios, actualizado, al igual que Wilfrido Vargas, también fue un gran líder.

Fernando Villalona, que fue el gran suceso que le pasó a la música. Estos tres junto a Juan Luis Guerra son las cuatro zapatas del merengue. Después viene la rama, donde estamos nosotros. El merengue perdió su difusión al principio de los 90 cuando la radio se volvió interactiva y así se fue perdiendo el liderazgo.

¿En el aspecto político existe ausencia de liderazgo?

Sí, porque parecería que con la muerte de Bosch, de Peña Gómez y de Balaguer, los tres líderes dominicanos más grandes de la política, que fueron contemporáneos hasta en la muerte, los relevos generacionales, los del ayuno, no los que los medios pueden proyectar, los verdaderos líderes que conocían del sacrificio, desaparecieron.

Para el popular merenguero villaaltagraciano en todos los estamentos de la sociedad dominicana hay un caos que tiene al país sumergido en una crisis de la que ojalá –dice- despertemos a tiempo.

Escuchándote parecería que todo está perdido

Todavía quedan algunas señales y algunos individuos comprometidos, algunos eventos. Somos un país noble todavía, porque con las cosas que están pasando y no hay varios bandos entrándose a tiros es porque hay esperanza.

¿Qué hacer para forjar nuevos líderes?

Volver a esa escuela maravillosa que fundó el profesor Juan Bosch, para crear líderes con valores, es parte del ejercicio que debemos hacer.

¿Un pueblo tan noble como el dominicano merece la clase política que tiene?

Claro que la merece. Dejamos de escoger el camino real para irnos por los trillos.

¿En busca de qué por esos trillos?
Del “Chateau Margaux”. Gente que desde que probó ese vino cambió de hábitos. Ahora cualquier carajo que no sabe ni escribir, en una sociedad donde los habilidosos sacaron del medio a los intelectuales, va a un restaurant y paga miles de pesos por una botella de esas. Está pasando en la política, en la medicina, en el derecho, la justicia.

Tú tienes una Cámara de Diputados, donde estuve cuatro años que me salieron caros, pero el aprendizaje valió la pena, en la que buscas a un activista político y no lo encuentras.

¿De qué está llena?

De empresarios, porque ahora este país se enfrenta al peligro de que los políticos quieren ser empresarios y los empresarios políticos. Porque el primero entendió que el poder político solo no daba placer y el segundo entendió que el dinero, sin lo político, no da poder. Es un caos. Hay varios palacios de gobierno, en varios países, en manos de empresarios.

¿Qué hacer para cambiar el rumbo?

Que la gente no lo siga tomando a la ligera. El pueblo debe entender que tiene el soberano derecho a reinventarse, no se están dando cuenta que votar el día de las elecciones por 500 pesos representa un peligro de muerte, porque si el voto cuesta eso tres empresarios van y alquilan el Palacio Nacional. Quien vende su voto no tiene derecho a reclamar.

¿Cómo combatir los actos de corrupción?

¿El sistema de justicia de quién es propiedad? De la sociedad.

En teoría…

Y en práctica también. Ocurre que la sociedad debe empoderarse. En Colombia, por poner un ejemplo, un carajo se hace rico de forma mal habida y tiene que correr junto con su familia. En República Dominicana un carajo se hace rico, sabemos que por ladrón y todo el mundo en el barrio quiere que la bautice un hijo para ser compadre del nuevo rico. Somos nosotros que como sociedad dominicana debemos revisarnos.

¿Cómo se siente un artista como Sergio Vargas cuando lee sobre los casos de Odebrecht, Tucanos, la venta de un barrio como Los Tres Brazos, la corrupción en el CEA?

El profesor Bosch decía que todo el que conoce un delito y calla es culpable. Nos pasamos el día entero hablando y no vamos del dicho al hecho. El presidente Danilo Medina en su discurso del 27 de febrero empoderó a la justicia de esos casos. Qué tiene que hacer la sociedad, oh! Vamos 30 ó 40 mil dominicanos frente al Palacio de Justicia a pedir que se haga justicia, así es que se empodera un pueblo.

¿Qué opinas del Movimiento Verde? ¿Es el esperado Mesías?

El temor mío es que a los inspiradores les den a tomar “Chateau Margaux”.

En la cabeza debe haber gente que tenga desarrollado el sentido del sacrificio. ¿Y si nos compran al líder? Si el sector empresarial-político que maneja la Nación dice búscame las tres cabezas que manejan eso, y los montan en yipetas. Estamos hartos de ver eso.

¿No le das el derecho a la duda? Algún día ese sentido de oportunismo debe acabar.

¡Claro! Mira, hace ocho meses yo fui a un país a tocar y vi lo que produce el caos.

La falta de liderazgo en el gobierno y en la oposición. Aquí hay un problema grave, porque cuando el sistema de partido colapsa es peligrosísimo.

 

2345