Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

La era de los teléfonos celulares o móviles
No es que yo esté en contra de ese medio de comunicación que nos acerca, para bien o para mal, dependiendo de la situación, mucho más que el casi anticuado teléfono fijo.
Ya de por sí, el “anticuado artefacto”, fue un descubrimiento increíblemente útil. Pero sí es verdad que cada vez se utiliza menos. De hecho, en numerosos hogares carecen de él pues casi todos los miembros son portadores de celulares o móviles.

Recuerdo cuando el contestador automático ya fue una innovación que no agradaba a todo el mundo. Muchas personas enmudecían cuando, al escuchar el mensaje que habíamos dejado grabado pidiendo que al sonar un timbre, o similar, después de lo que habíamos grabado, dejaran su mensaje o simplemente diciendo que no estábamos en casa y que nos llamaran en otro momento.

Quedaban literalmente paralizadas y en algunas ocasiones volvían a llamarnos dejando un mensaje, con voz algo trémula, en el que sencilla y simplemente nos decían su nombre.

Ahora, con los celulares, como se dice en numerosos países, incluyendo a la República Dominicana, la cosa ha cambiado ¡y mucho!
Es como si, al ser éste un aparato de algún modo similar al antiguo, les produjera menos temor.

Aquí, en España, se les llama “móviles”. Pero la historia es la misma en todas partes y es de lo que deseo hablarles en estas breves líneas.

Un ejemplo muy típico es cuando varias personas se citan para almorzar en algún restaurante. Lo primero que hacen dichas personas es sacar su teléfono y colocarlo al lado de su plato “por si les llaman”. Y, si es una persona sola, con más motivo porque aprovecha la ocasión entre que el camarero o mesero les toma nota de lo que van a comer hasta que se lo sirve, pienso que así se siente menos sola.

Y las noticias corren a velocidad de vértigo, evidentemente. Da igual que tengan mayor o menor importancia, éstas vuelan.
Repito, no tengo nada en contra de esa innovación de la tecnología, pero lo que no me parece bien es que, si has quedado con amigos, te pongas a hablar por teléfono con otras personas sin venir a cuento. Creo que, para eso, es mejor permanecer en la casa de uno e intentar hacerlo cuando no hay nadie, o cuando realmente se trata de algo urgente.

El WhatssApp, que suele ir incorporado en los teléfonos, es una idea estupenda para intercambiar chistes, mensajes que otros nos han enviado, etcétera. Yo lo utilizo frecuentemente y la verdad es que resulta muy cómodo el hacer una fotografía de cualquier cosa, ya sea de una persona, un objeto o un documento, que deseamos que le llegue enseguida a alguien.

Pero repito. Pienso que no debemos abusar de ello como no debemos hacerlo de ninguna otra cosa. Un buen vino, para el que le guste, es una delicia.

Pero no es necesario tomarse dos botellas para degustarlo. Lo mismo ocurre con una buena comida: no es preciso engullirla para deleitarnos el paladar. Todo tiene su límite y su momento.

De todos modos ¡vivan los celulares, o móviles, que no aproximan mucho a nuestros seres queridos o a nuestros posibles clientes, si los usamos con ese fin!

El Nacional

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