Opinión

Escritos apresurados

Escritos apresurados

Frases de contenido ingenioso
Como sobrepaso los ochenta años de estar dando carpeta en este llamado valle de lágrimas, en mis oídos han sonado numerosas frases de saleroso contenido.

Recuerdo que ante la contemplación de una muchacha excesivamente delgada, hace más de medio siglo, un amigo me dijo: esa tipa ha pasado más hambre que una maestra de escuela y un bombero juntos.
Al describir la nariz ancha que portaba en su cara, una amiga expresó que su órgano respiratorio tenía gran semejanza en forma y dimensión con un sillín de bicicleta.

Un enllave mujeriego, maniático piropeador, elogió los pronunciados glúteos de una mulata de esta manera: ¡qué hermoso porta mojón!

Y ante otra cuyas nalgas oscilaban al caminar como las de una bailarina al conjuro de un agitado ritmo musical caribeño, dijo que esos fondillos eran poco serios.

Ese mismo caballero, cuando frente a nosotros una joven en minifalda, cruzó las piernas de forma descuidada, dijo que la damita estaba dejando ver hasta el segundo apellido de su bisabuela materna.

Escuché a un señor decirle a la mujer que lo acompañaba en una concurrida sala de cine, minutos antes de comenzar la película, que nunca le había cruzado por la mente usar arma de fuego, porque estaba convencido que no existía escena más vergonzosa que la de un hombre huyendo despavorido con un revolver en una mano.

Un fervoroso trujillista que era cliente de la lavandería que tuvo mi padre, cuando le decían que una persona con apariencia de cuerda, era un demente en el fondo, afirmaba: si nunca ha voceado abajo Trujillo, no tiene nada de loco.

Pocas frases he escuchado más disparatada que la pronunciada por alguno cuando quiere significar que alguien muestra rasgos demenciales desde temprana edad, como la siguiente: ese es loco desde que tiene uso de razón.

-¿Qué decir de una amiga, criticando a la muchacha que le quitó el marido? La afectada por aquel robo conyugal afirmó que la rival era tan puta, que si conocía hoy un hombre que le atraía, se acostaba con él ayer, o anteayer.

Escuché a un pariente, hombre de lengua de rifle con mira telescópica, decir de alguien que los sentimientos de los demás hacia él estaban divididos, pues mientras unos querían matarlo, otros deseaban que se muriera.

Y de otro aseguró que era tan ladrón, que era capaz de robarse una guía telefónica, pese a no tener aparato telefónico en su casa.

Cuando lo vi en una ocasión conversando con una mujer de la que aparentaba ser pareja sentimental, afirmó que, sin tener nada de cundango, antes que con ella, se metería en amores con un hombre de barba y bigote copiosos.

El Nacional

La Voz de Todos