Opinión

“A buen fin no hay mal comienzo”

“A buen fin no hay mal comienzo”

Dañado o entorpecido, el tramo iniciado con la inscripción de candidatura pauta resultados viciados y confusos en los comicios del 15 de mayo. La Junta Central Electoral no está completamente segura de cómo conducir este complejo proceso de elecciones múltiples, o las organizaciones políticas participantes carecen de los mecanismos y la formación necesaria para asimilarlo y aprovecharlo.

Pero lo cierto es que el curso que llevan estos comicios no es nada auspicioso ni apunta a ser saludable. Es evidente el desorden en todos los aspectos. Comencemos con los pactos de alianzas inconclusas, repetidas o estorbadas por otras, cuyos interminables plazos de cierre delatan una debilidad institucional, cuando no sospechosa, inexplicable.

En lo que corresponde a la inscripción de candidatos, el asunto en vez de mejorar, ha enrarecido el tramo de las alianzas, ha empeorado, con lo cual cobra fuerza el temor al fantasma del fraude o a resultados poco confiables. De manera que apelar a nuevas prórrogas no hace más que minar la fe de los electores. En río revuelto ganancia de pescadores.

Los partidos recurren a tales aplazamientos, por deficiencia o por informalidades de la Junta. En tales circunsancias, se creen los partidos favorecidos por la indulgencia del organismo que dirige la jornada, pero no hacen más que caer en la trampa de la complicidad o permisividad compartida ante unos resultados que no se perfilan transparentes. Una copa para el borracho y otra para el cantinero. Así las cosas, se despojan de argumentos para reclamar en dado caso.

La indulgencia nunca ha contribuido a resultados sanos, ni siquiera en la crianza de los hijos. Entonces, ¿por qué darle a la Junta el beneficio de la duda en eso de alargar plazos, de dejar hacer y dejar pasar, en un proceso tan desorganizado? Tiempo y recursos no han faltado para que el manejo sea bien llevado, como corresponde.

La Junta repartió unos programas digitales para canalizar alianzas y candidaturas, pero se quedó corta a la hora de instruir a la dirigencia de los partidos y a los propios candidatos. Dio la receta, no así el tratamiento. Inobservancia que ahora cosecha en detrimento de unas elecciones que, visto el inicio, van por mal camino. ¿Qué las intenciones son las mejores? Ah, ya se ha dicho: de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

*El titulo tomado de una de las obras de Shakespeare, que viene al caso.

El Nacional

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