Opinión

A confesión de parte…

A confesión de parte…

 La presidente de la Cámara de Cuentas ha ofrecido al país unas declaraciones de espanto: “Con la distracción de los fondos públicos podría hacerse otra República Dominicana”. Se trata de una confesión que bien pudiera servirle para un dignísimo abandono de las trascendentes funciones que desempeña al frente del organismo al que el artículo 248 de la Constitución describe como “el órgano superior externo de control fiscal de los recursos públicos, de los procesos administrativos y del patrimonio del Estado”.

Es obvio que para que se concretice esa dignidad en su dimisión, ella tendría que probar que la entidad que preside ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para que no se produjera lo que ha denunciado y que, como ha resultado infructuoso, ella no puede, en esas condiciones y por respeto a sí misma, continuar cobrando un salario en una institución que no está, en los hechos, sirviendo para nada.

Eso es lo que a la Doctora Marte le falta por demostrar, de manera que quede exenta de responsabilidad en el descomunal desfalco que ha denunciado. Para eso, debe presentarle a la nación la lista de auditorías que ha llevado a cabo bajo su dirección la Cámara de Cuentas en las cuales se hayan detectado distracciones de recursos; probar en cuales de ellas se ha declarado la responsabilidad civil y administrativa de los implicados; en cuantas se les ha compelido a las instituciones de que se trate a procurar la restitución del patrimonio distraído, y en cuales de esas auditorias ha procedido, por falta de acción de parte de las entidades públicas involucradas, a someter a la justicia los responsables.

Si la Cámara de Cuentas nos puede probar que ha procedido de esa forma, tal como le faculta la Constitución y su Ley orgánica, y que han sido otros los causantes de que esos extraordinarios robos del patrimonio público no hayan sido debidamente sancionados, nadie podría atribuir a dicha Cámara complicidad en lo que su principal figura ha declarado, lo cual representaría un mayúsculo escándalo en cualquier sociedad mínimamente institucionalizada.

Estaremos esperando las pruebas de la presidente de la CC de que ella y su institución han cumplido a cabalidad con su rol, porque nos resistimos a creer que en las bagatelas denunciadas hasta ahora como ejemplos de dilapidación fraudulenta de fondos es donde ella se ha basado para hacer una denuncia que implica sumas fabulosas.

El Nacional

La Voz de Todos