Opinión

¿A las calles?

¿A las calles?

 A propósito de la lastimosa situación que, otra vez, escenifica el PRD, Hipolito Mejía ha anunciado que a sus seguidores no les queda más que lanzarse a las calles. Eso amerita un análisis cuidadoso por la repercusión que puede tener en el sosiego de la población.

 El concepto de tomar las calles ha evolucionado. Hoy, tiene una connotación muy diferente a lo que representaba en el pasado. En la actualidad se están tomando las calles como nunca antes, pero con propósitos, mecanismos y estéticas desvinculadas con las manifestaciones de antaño.

 Lanzar multitudes a las calles hasta hace poco constituía un presagio de lo peor y, por lo general, el presentimiento se hacía realidad traduciéndose en muertes, heridas, actos vandálicos, afectación de bienes públicos y privados, amenazas, terror, pánico. En fin, el caos.

 Ahora, todo es distinto. Nuevos y viejos actores acuden a viejas y nuevas calles, pero persiguen sus objetivos con mucho mayor rigor, con novedosas formas, apoyados en tecnologías de la información e intentando siempre sumar en vez de ahuyentar posibles adhesiones a fuerza de actos que agregan y no disgregan. Así empezó la primavera árabe, así han caído presidentes casi vitalicios, así se han impedido atropellos, proyectos descabellados, así se ha logrado preservar la ecología e imponer lo que antes era una quimera.

 El pasado y el presente del PRD, no obstante, no permiten abrigar esperanzas y, en ese contexto, la amenaza, desde ese litoral, de lanzar multitudes a  las calles, no hace más que remontarnos a épocas que resulta obvio que no hemos superado y que, por ello, no caería nada mal recordarle a quienes hacen la amenaza, que no tienen derecho a que el colectivo asuma un pleito que además de ajeno, lo tiene ahíto.

 Alegar que la decisión es por haber transitado una institucionalidad parcializada donde no se han obtenido logros, no puede hacer olvidar que se trata del costo debido por torpezas políticas innegables, corresponsables de acciones ante las cuales no fueron capaces de actuar con el tino debido.

¿Puede Hipolito Mejia eludir su cuota ante el surgimiento de Miguel Vargas como dirigente importante? ¿Cuál fue la posición de los quejosos de hoy cuando el presidente del PRD competía con Milagros Ortiz por la candidatura presidencial? ¿Por qué no se reaccionó cuando Vargas comprometía al PRD en acuerdos para cuya suscripción no tenía calidad? El país no puede pagar el precio de tanta impericia.

El Nacional

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