Opinión

“A lo interno”

“A lo interno”

Juan Arturo Rodríguez, cuya amistad heredé de mi padre, es un purista del idioma. En días pasados me dijo que la avalancha del desdoblamiento del género estaba a punto de llevárselo de encuentro, pues el lenguaje sexista se ha tornado en una plaga.

Le di la razón, pues ni siquiera la mismísima Constitución se salva. Son muchos los errores estructurales y léxicos de que adolece, entre los cuales resalta el de su art. 214, que le otorga competencia al TSE para “… estatuir sobre los diferendos que surjan a lo interno de los partidos…”.

No sé a qué neologista se le ocurrió imponer “a lo interno de” en el texto constitucional, pues se trata de una construcción innecesaria y biliosa. Para que no se me crea un pedante corrector del habla de los demás, me remito al eminente filólogo español Fernando Lázaro Carreter, quien en su obra El Dardo en la Palabra, expresa que la “…tendencia a la formulación más larga (pedantería), juntas o por separado, se alían hoy para inspirar proezas verbales como éstas, que todo el mundo, salvo los usuarios, reconocerán como sobrantes: a la vista de (en sustitución de “ante”) y a bordo de (en lugar de “en”)”.

Y agrega: “Si el llanto gramatical fuera varonil, ninguno más justificado que el que inspiran nuestras pobres, cortas y viejas preposiciones”. Si Lázaro Carreter hubiese sabido que es este país ha ganado terreno “a lo interno de”, hasta el punto de consignar esa absurda expresión en nuestro Supremo Estatuto Político, hubiera añadido lo siguiente: “a lo interno de (por “en”)”.

Mientras más sobrias y sencillas se redacten las normas jurídicas, más precisas serán. Por desgracia, recorremos el camino opuesto, siendo la Constitución la mejor referencia. Y lo digo porque sus disposiciones está aquejadas de toda suerte de errores, incluidos los necios desdoblamientos de género: presidente y presidenta, senador y senadora, diputado y diputada.

El Nacional

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