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A pesar de estar mutilada muralla colonial mantiene su preferencia

A pesar de estar mutilada muralla colonial mantiene su preferencia

La puerta de la Misericordia fue la primera de la muralla. Está en la calle Arzobispo Portes.

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La Ciudad Colonial de Santo Domingo es el destino cultural más importante de República Dominicana y aún con su muralla mutilada, este muro es un ícono que mantiene una relación semejante con los monumentos de la zona.

Turistas que visitan la Ciudad Colonial, al decir de guías turísticos, muestran un inusitado interés por recorrer el perímetro de lo que fue la muralla.

Al visitarla se sorprenden que ese bien cultural fuera demolido en parte por el ser humano que usa su capacidad destructiva en detrimento de su bienestar.

Una característica distintiva de todas las ciudades desde la antigüedad, es que poseían murallas y puertas de entrada, las cuales se cerraban al anochecer para proteger a los pobladores de ataques e invasiones enemigas.

Al día de hoy, se preservan muchas que son monumentos que son visitados por miles de turistas cada año.

Parte de la muralla de la Ciudad Colonial, en la Palo Hincado entre las calles José Gabriel García y Arzobispo Portes.

Parte de la muralla de la Ciudad Colonial, en la Palo Hincado entre las calles José Gabriel García y Arzobispo Portes.

La muralla resguardaba a muchos centros y lugares que hoy son históricos que fueron escenario de acontecimientos muy importantes dentro del marco de la vida colonial
El más importante de estos monumentos es la Puerta del Conde o Altar de la Patria, en la calle Palo Hincado, en el parque Independencia.

En ese lugar reposaron los restos de los padres de la patria Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella hasta que fueron llevados a un mausoleo distante alrededor de 40 metros, en el 1976.

Otra obra colonial valiosa es la Catedral Primada de América, que se conoce también como Catedral de Santo Domingo o Catedral Santa María la Menor. Es la primera de construida en América. Fue consagrada por el papa Julio II en 1504. Actualmente es la sede de la Arquidiócesis de Santo Domingo. La construcción inició en 1512, bajo la dirección del obispo fray García Padilla. Está localizada en la Arzobispo Meriño.

La Puerta de la Misericordia, llamada también denominada en principio Puerta de Santiago o Puerta Grande, fue la primera puerta de la Zona Colonial. Su diseño y construcción estuvo a cargo del arquitecto Rodrigo de Liendo, en el año 1543. Se localiza en la calle Arzobispo Portes esquina Palo Hincado, lugar donde Ramón Matías Mella lanzó el trabucazo que marcó el inicio de la separación de Haití.

A pesar de que está arrabalizada, la calle El Conde es para los visitantes de un obligatorio recorrido. Es la única calle peatonal de Santo Domingo. Termina en la Palo Hincado frente al Altar de la Patria.

La Fortaleza Ozama es la más antigua de las construcciones hechas en América y en la isla. El objetivo estratégico fue proteger a la ciudad de los ataques de los piratas ingleses, franceses y portugueses. Está ubicada en la calle Las Damas.

Una visita obligada es al Parque Colón, el cual fue el escenario de las fiestas de la sociedad de la época colonial. Está bordeado por la Catedral, las calles Arzobispo Meriño, Conde e Isabel la Católica.

El Panteón Nacional es un mausoleo que guarda los restos de personajes destacados de la historia dominicana. Se encuentra en la calle Las Damas.

Otros monumentos importantes de la Ciudad Colonial son: la Fortaleza Ozama, en la calle Las Damas; Alcázar de Colón, en la Plaza España; las ruinas de San Francisco, en las calles Hostos, Emiliano Tejera y Juan Isidro Pérez; Palacio Consitorial, en la Arzobispo Merio; reloj del sol, en Las Damas; Museo de las Casas Reales, en Las Damas; ruinas San Nicolás de Bari, en la Hostos; Casa de Tostado, en Calle Padre Billini esquina Arzobispo Meriño; Convento de los Dominicos, en la calle Padre Billini; Casa Museo Juan Pablo Duarte, en la calle Isabel la Católica; Ermita de San Antón, calle Hostos; Fuerte de Santa Barbara, Arzobispo Meriño y el monumento Fray Antón de Montesino, entre otros.

La Ciudad Colonial, declarada en 1990 como Patrimonio de la Humanidad, tiene un reto que tendrá que superar como el destino cultural más trascendental del país y el de mayor incremento en cuanto a visita se refiere.