Opinión

A PLENO SOL

A PLENO SOL

La economía  y la estabilidad dominicana oscilarán en este año a los vaivenes del general colmado. Las pobladas que sacudieron a la América Latina a fines del siglo 20 fueron originadas por la inflación y los aumentos desproporcionados en los precios de los alimentos.

Con nuevas cargas impositivas para saludar el año, la economía estará centrada, no en los guarismos del Banco Central, sino en los cinco pesos que le subieron al pedazo de salami que se vende en el colmado de la esquina.

Cuando se habla de economía en salones con aire refrigerado, el tema es para un sector élite, en la macroestructura, que anota en cifras de millones de pesos, de euros y de dólares. En sus manos está el corazón financiero nacional.

Sin embargo, cuando se habla de la gran mayoría, el desarrollo económico está centrado a como se vende un pedazo de queso blanco, o cual es el valor del pan.

Un estricto control económico por parte del Banco Central y la estabilización de la prima del dólar y euro, se puede caer de un instante a otro, por un simple aumento de cinco a siete pesos del pan de agua que se vende en los colmados.

El colmado es un general con tropas, es donde se surte el pueblo irredento, las masas del chiripeo, los que tienen que producir en la mañana de hoy, para poder comer.  Es donde surgen las simpatías y el odio a los políticos y a los empresarios. Todo depende de cómo están los precios de la comida.

Con los reajustes fiscales. es obligatorio que aumenten los precios de los alimentos, pero hay que controlar la inflación, el agiotismo y los deseos desmedidos de lucro de los comerciantes.

Sin ese control, se estará llevando al país a un terreno donde los agitadores  encontraran caldo de cultivo para levantar jornadas de lucha que intranquilicen a la ciudadanía, y que en el fondo tampoco presentan un pliego de soluciones y alternativas.

El gobierno tiene que tomar de inmediato la medida de establecer una canasta popular, con productos de primera necesidad, que se vendan sin impuestos, sobre todo en los colmados.

Esto ayudaría a mantener estable la economía de los pobres y que no sientan sobre sus cabezas los aumentos generados por las cargas impositivas.  Una acción de esta naturaleza será previsora de inconformidades sociales, que podrían llevar a paros, huelgas y desórdenes callejeros.

Hay que asegurar la comida barata a los pobres.

El Nacional

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