Opinión

A PLENO SOL

A PLENO SOL

Es necesario que todos los sectores nacionales declaren una guerra sin cuartel a la especulación y al agiotismo. Lo primero es que los empresarios tengan conciencia de que los artículos se deben vender apegados a los costos de producción y a la ganancia normal.

A raíz de las reformas impositivas, hay comerciantes, sobre todo ligados a los comestibles, que están aumentando los precios a como les viene en gana. Al parecer, hay fragilidad en los organismos que los pueden someter al orden.

No se olvide que se ha dejado flotar, a la oferta y la demanda, la mayor cantidad de artículos alimenticios. Esto es debido a la implementación de la globalización económica. Creemos que con esa globalización o sin ella, hay que controlar los precios de los alimentos.

Entre el gobierno y el sector privado se debe dar un encuentro, donde se analicen  los costos de procesamiento del renglón alimenticio, y entonces  mantener la estabilidad de los precios. Además, que se seleccionen 20 o 25 productos que puedan integrar la canasta  familiar popular, los cuales se van a  vender a precios de control.

El empresariado debe ser el más interesado en  fijar la canasta alimenticia popular, debido a que ello le permitiría vender productos “premium”, donde todo estaría a la oferta y la demanda, ni perjudicaría a nadie. Los cuadros ancestrales de miseria en la República Dominicana son preocupantes. Prácticamente el 40 por ciento de la población vive en miseria extrema. Es decir no encuentra su comida, si no le es suministrada en los programas de asistencia social.

 El tope en la creación de nuevos  puestos de trabajo, el crecimiento desorganizado de la población en los reductos marginales, y la inclinación de los desposeídos hacia alguna forma de delincuencia o prostitución, presenta un cuadro desgarrador. Necesario es hacer frente a la miseria  extrema que afecta a cientos de miles de dominicanos, porque de allí, en ese abandono social, se forman los núcleos que dan paso a los ejércitos del crimen organizado.

 Si sencillamente los precios de los comestibles siguen a la oferta y la demanda, entonces al pobre se le hará difícil poder comer todos los días. Hay que controlar esta situación. Además, los comerciantes echan el pago de los impuestos sobre el consumidor, por lo que hay que evitar que suban también los precios a como les venga en gana. Toca al gobierno tomar las medidas de rigor, para controlar esta situación.

El Nacional

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