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A propósito del ejemplo de Duarte

A propósito  del ejemplo de   Duarte

El viernes se cumplen 205 años del natalicio de Juan Pablo Duarte, a quien los dominicanos debemos recordar por su desprendimiento, entrega y valentía, cualidades y acciones por las que hoy estamos en nuestra querida República Dominica, que ha superado muchos males, pero que padece de otros tantos.

Ejemplo de todos
De joven, Duarte fue apegado a la lectura por su avidez de conocimiento, lo que no es frecuente en la actualidad, quizás por los distractores que existen, quizás porque los que somos padres no hemos sabido educar para tener mejores hijos.

Ojalá que nuestros niños se enfoquen en sus estudios, en la lectura, en crecer sanos y libres de vicios, para que mañana el país cuente con jóvenes, hombres y mujeres comprometidos con el desarrollo del país.
Que lleguen a la administración estatal sin actuar como si se tratara de un botín, que todo el que llega a la cosa pública, no se apodere de éste cual pirata llevándose todo a su paso.

Juan José Duarte, padre del patriota, instaló un negocio de efectos de marina y ferretería, sin duda, él y su esposa, Manuela Diez Jiménez, estaban ligados a la pequeña burguesía de la época, lo que facilitó a su hijo un contacto directo con la sociedad de entonces.

El trabajo en el negocio de su padre y sus vivencias en la sociedad hicieron que naciera en el joven Duarte un sentimiento patriótico en contraste con la presencia del dominio haitiano en el territorio de la hoy República Dominicana, la que enfrentó desde diferentes ángulos a pesar de su poca edad.

Para el 16 de julio de 1838, funda la Sociedad Secreta “La Trinitaria” con el propósito de liberar el país del yugo haitiano al que fue sometido por 22 años.

Juan Pablo Duarte sacrificó el patrimonio de su familia, de esta manera, quién no siente orgullo por el desprendimiento de este hombre que sacrificó el patrimonio de su familia por un proyecto de país, que aún después de nacer, ha sido detractado por esa acción.

La pregunta es ¿lo haría usted? Quizás, pero lo seguro es que los que se han encargado de denigrar a Duarte no tienen el coraje de hacer lo que él hizo.

Los hay, incluso, comunicadores que en este tiempo piden sin pudor a sectores de poder para agenciarse una vida que no merecen, porque a pesar de la formación académica al parecer la hogareña no imperó. A esos debemos recordarles la grandeza de este hombre, que por ser humano tuvo debilidades, pero que lo dio todo por el terruño que siempre adoró.

No sé usted, pero me atrevería a sacrificar lo poco o nada que he conseguido a través de mi paso por la vida, sin importar que mi familia muera en la pobreza, con el objetivo de lograr un mejor país para todos.

Hoy día tenemos muchas formas de llegar a convertirnos en patriotas como lo quiso Duarte, ¿Cómo? Aportando nuestra cuota de responsabilidad para que tengamos un mejor país donde se respeten las leyes, donde los que encargados de impartir justicia lo hagan apegados a los preceptos legales, no corrompiéndose, no aceptando dádivas.

Donde los funcionarios del Gobierno sean simples ciudadanos que devenguen un sueldo y organicen sus vidas con lo que ganan, como el común del pueblo, dejando de lado las comisiones, la sobrevaluación de obras y otros actos indecorosos con los que solo buscan llenar sus bolsillos.

El mismo mensaje va para policías, militares, médicos, maestros, periodistas, agrónomos y cada ciudadano que desempeña una función tanto el sector público como privado.

Este 26 de enero recordemos a Duarte actuando como él, sin límites para lograr una mejor República Dominicana.

Nacimiento y muerte

Juan Pablo Duarte nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813, fue bautizado el 4 de febrero del mismo año en la Iglesia de Santa Bárbara. Murió en Caracas el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad.

Sus restos fueron trasladados al país en 1884 por el gobierno de Ulises Heureaux (Lilís), que lo declaró padre de la patria junto a Francisco del Rosario Sánchez y a Matías Ramón Mella.