Opinión

A RAJATABLA

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El Presupuesto General del Estado es un instrumento de desarrollo, no una cruz pesada que deben acarrear condenados y samaritanos; es un producto de naturaleza económica, política y social  que no debería ser mercadeado por sus debilidades sino por sus  fortalezas, ni  tampoco debería ser motivo de pesares, sino de  esperanza y optimismo.

Aunque el anteproyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos para 2014 aprobado por el Consejo de Ministros posee una fuerte vocación hacia la redistribución del ingreso y apunta en términos de ingresos y gastos hacia el control fiscal y la garantía de sostenibilidad en la ruta del crecimiento económico, ha sido presentado ante la población como si fuera una de las 12 plagas de Moisés.

Se ha dicho que casi la totalidad del incremento de ingresos previsto  sería  para conjurar  el déficit del sector eléctrico, pagar deuda y cumplir el 4% a la educación. ¿Por qué ligar una cosa buena con dos malas? Una lectura menos pesarosa sería  destacar que se consolida el  programa de relanzamiento de la Escuela.

Ha sido el presidente Danilo Medina quien ha proclamado que no se quedará de brazos cruzados ante la tragedia que significa transferir cada año unos mil 300 millones de dólares a la CDEEE para  conjurar déficit operacionales producidos por una relación vil entre empresas generadoras privadas y  distribuidoras estatales, mediante  la cual las primeras siempre ganan y las segundas siempre pierden.

En vez de destacar que el Gobierno encamina esfuerzos para construir al menos dos plantas  de generación eléctrica que producirían 600 megavatios y que en alianza con el sector privado la producción sería superior a los mil megas,  desde el mismo litoral oficial se dice que  en 2014 de nuevo se repetirá  el drama que  el Presidente ha prometido conjurar.

Los 29 mil millones de pesos adicionales en el gasto  a los renglones  deuda,  sector eléctrico y educación no debería interpretarse como un holocausto, porque lo del 4% es bueno y no malo, lo del financiamiento se paga con financiamiento, y lo del déficit eléctrico, la buena noticia debería ser que en 2014, las transferencias serían menores hasta llegar a cero.

El monto presupuestal no alcanza para mucho, pero si  algo ha demostrado el presidente Medina es que  sabe multiplicar panes y peces. No hay, pues razones técnicas ni políticas para  mercadear el proyecto de Presupuesto 2014 como si fuera una plaga de piojos.

El Congreso podría mejorar aún más ese proyecto, pero a simple revisión, ese armazón ha sido levantado sobre el principio de la justa distribución del ingreso, con garantía de que  impulsará el crecimiento  económico y  el desarrollo social, razones  de peso para un mejor mercadeo.

El Nacional

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