Opinión

A rajatabla

A rajatabla

El Fiscal

El Ministerio Público (procuradores, fiscales, fiscalizadores) es la institución verdadera rectora del orden público, por cuanto representa a la Sociedad  ante la juridisción de justicia, procura prevenir y persigue la comisión de crímenes y delitos y  se erige en garante de los derechos del justiciable.

No sería posible frenar la espiral de violencia y criminalidad a menos que ciudadanía y  actores sociales adquieran conciencia sobre ese rol protagónico del Fiscal, que incluye su supremacía jerárquica sobre la Policía en la investigación penal, en razón de que a ésta se  le asigna el papel de  auxiliarlo.

Hay que subrayar que el Ministerio Público es un ente único e indivisible, por tanto todos sus miembros actúan como un solo cuerpo. Ningún fiscal dictamina  por sí mismo ni  a nombre de su superior. En cualquier escenario ese funcionario representa a la sociedad.

Duele saber que  los fiscales adjuntos  que prestan servicios en instituciones represivas o normativas como la Policía, Dirección Nacional de Control de Drogas, Dirección de Migración, Aduanas, Impuestos Internos, cumplen roles de subordinación frente a personal administrativo en el manejo de expedientes sobre materia criminal, correccional o de simple policía.

En todo escenario (homicidio,  robo, atraco,  contrabando, drogas, evasión de impuestos, falsificación de documentos), las investigaciones correspondientes están a cargo del Ministerio Público en la persona del fiscal, quien determina las diligencias procesales que han de realizarse en la fase investigativa, así como el dictamen de sometimiento a la justicia, si fuera de lugar.

Desde siempre, y como herencia de regímenes represivos o  acendrados en la cultura del tránquenlo, la Policía ha asumido  el rol protagónico en la investigación sobre crímenes y delito y ha sido también el vocero del Estado ante la sociedad, mientras  el Ministerio Público limita su accionar a asuntos de puro papeleo.

Al Ministerio Público hay que fortalecerlo por vía del entrenamiento de sus miembros a través de la escuela de fiscales, pero también hay que dotar a sus miembros de salarios adecuados y de un paquete laboral que haga envidiable ese noble ejercicio. Es menester además que el gobierno  suministre  el instrumental necesario para  que los investigadores auxiliares  de la Fiscalía  (Policía, forenses, peritos) puedan realizar su trabajo con la mayor eficiencia.

Por el momento, me gustaría que  en cada Distrito Judicial, el Fiscal asuma  su rol de jefe de la investigación criminal y que sus dictámenes estén libres de influencia o subordinación de cualquier  poder público o interés particular, aun sea de sus propios superiores jerárquicos.

El Nacional

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