Histórica visita
La reciente visita del presidente Leonel Fernández a Francia acumuló méritos suficientes para ser definida como histórica, porque durante las gestiones realizadas por el mandatario en Paris, colocó a esa nación en la antesala de convertirse en el tercer socio de República Dominicana en el campo de la inversión.
La audiencia con su colega Nicolás Sarkozy, quien ofreció garantías del estado francés al financiamiento de los proyectos de la segunda línea del Metro, Tren Santo Domingo-Santiago y de construcción de plantas eléctricas, así como los resultados de sus encuentros con empresarios galos, consolidan el criterio de que Francia se convertirá en gran inversor en Dominicana, después de Estados Unidos y España.
Esa visita ha sido histórica porque por primera vez, un jefe de Estado dominicano expone ante la Asamblea Nacional Francesa, específicamente ante su Comité de Relaciones Exteriores; sobre el drama haitiano, desde óptica y perspectiva nunca antes tratada en foros europeos.
Por una recurrente campaña de descrédito contra el gentilicio nacional, en el viejo continente es generalizado el criterio de que en Republica Dominicana, campea la xenofobia, y que se practica forma de esclavismo o explotación extrema contra inmigrantes haitianos.
La débil respuesta diplomática no ha servido de retén a esa ola de infamia, en la que participan sacerdotes y organizaciones no gubernamentales apadrinadas por sectores de poder, entronizados en Norteamérica y Europa.
El presidente Fernández dibujó en el parlamento francés la dramática realidad de Haití, formuló propuestas y reclamó de Francia y la comunidad internacional, un mayor grado de compromiso en la ingente tarea de construir la democracia en el lado oeste de la Hispaniola.
Fernández aprovecho tan singulares escenarios, para rechazar tajantemente la sugerencia de desmilitarizar la frontera, porque eso sería como convocar a un verdadero caos migratorio, y también advirtió que República Dominicana no aceptaría jamás una propuesta de fusión con los vecinos.
Fueron útiles y oportunos los planteamientos del mandatario para que se extienda por diez años la presencia de la fuerza multinacional en Haití (Minutah), que se modifique la Constitución haitiana para que, entre otras cosa, se conjure la dualidad de poder entre las figuras del Presidente y del Primer Ministro, y se conjure el sistema de elecciones interanuales.
En un perfecto francés, el Presidente reclamó de la comunidad internacional proveer financiamiento y ayuda técnica para detener la creciente desertificación en Haití que amenaza con diezmar las cuencas pluviales, no sólo de esa nación, sino también del lado este de la isla.
Por lo precedentemente dicho y por muchas cosas más, la visita oficial del Presidente tiene ribetes histórico.