Opinión

A Rajatabla

A Rajatabla

Diálogo o confrontación
Quienes vieron y escucharon la entrevista que  el presidente Leonel Fernández concedió el viernes al periodista Huchi Lora no pueden negar que  el mandatario mostró su mejor perfil de estadista comprometido con la consolidación de la democracia,   con amplio   dominio sobre temas esenciales de la agenda nacional, sobrada voluntad dialogante y gran vocación concertadora.

En esa conversación,  el Presidente  no eludió ningún tema expuesto por el veterano comunicador, y todos los abordó con profundidad y humildad, bajo la premisa de que  sus argumentos  estarían  siempre expuestos al debate, para ser contrastados con opiniones divergentes.

En ese contexto expuso la necesidad de que  todos los sectores organizados participen en esa cumbre  para procurar acciones conjuntas que  ayuden a consolidar y ampliar espacios de  gobernabilidad, sostenibilidad macroeconómica, desarrollo económico y social.

Lo primero que ha hecho el Presidente es exponer con toda libertad sus puntos de vista sobre asuntos tan puntuales como  la reforma constitucional y, en particular,  el aspecto relacionado con la reforma del Poder Judicial, seguridad ciudadana, narcotráfico, crisis eléctrica y temas vinculados a la economía y la disyuntiva de la crisis económica global.

La cumbre, convocada para el 28 de este mes, tiene como objetivo a corto plazo la adopción de medidas que permitan  en el 2009 enfrentar los problemas  más urgentes  para aliviar los impactos negativos de la crisis  financiera internacional, y otro objetivo de mayor alcance sería el de concertar una estrategia nacional de desarrollo para los próximos 20 años. El mandatario ha dicho que en ese encuentro con las fuerzas vivas de la nación no primaría por parte del Gobierno el criterio de imponer  condiciones o posiciones y ha pedido que la cumbre no se convierta en una olimpíada de discursos.

Lo dicho y prometido por el Presidente  en esa entrevista sirve de marco para que  el liderazgo político, social y empresarial de la nación se  sienta atraído por la idea de debatir a profundidad las alternativas de soluciones o de prevención  a males presentes y futuros.

Resultan inválidos por superficiales los argumentos que de líderes y dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano  para no asistir o boicotear la cumbre, como también son inadmisibles las dudas o sospechas sobre la sinceridad de la convocatoria externadas por  instituciones de la mentada sociedad civil.

Nomás 24  horas después que el doctor Fernández anunció la convocatoria a la cumbre, el presidente del PRD   rechazó la participación de ese partido alegando que  aquí prevalece “un narcoestado” y que el Gobierno actual “es ilegítimo”.

Y al  ex presidente Hipólito Mejía, que hace poco había expresado  disposición de  reunirse con el presidente Fernández para discutir  formas de evitar los efectos de la crisis internacional, parece que le picó una avispa  el mismo día de la comparecencia del mandatario por televisión.

Quien antes se había mostrado  dispuesto a dialogar con el jefe de Estado, se destapó con un desafío para discutir sobre  el procesado Quirino Ernesto Paulino Castillo y el narcotráfico. Todo esto sin que el Presidente haya dicho un si o un no sobre Don Hipólito.

El sector más delirante de ese partido  persiste en el error de pretender  desacreditar al Gobierno  bajo  el burdo criterio de que es ilegítimo o de que ha sido arropado por  el narcotráfico y la corrupción, que sería  como verse en propio espejo.

Ante la disyuntiva de diálogo o confrontación, no hay dudas de que la sociedad escogerá la vía del parlamento frente  a la intolerancia que inexorablemente conduce  a la anarquía y al caos. Con toda seguridad,  el convocado ejercicio dialogante rendirá frutos positivos.

La  dirección del PRD tendrá que batirse también  ante la opción de  participar con propia voz en la cumbre o  auto condenarse  al  aislamiento que conduce a la pérdida total de influencia y credibilidad en el seno de la población.

El Nacional

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