Opinión

A rajatabla

A rajatabla

Los vicios en el partido.-

De añejas lecturas sobre ciencias políticas se puede recordar que las contradicciones al interior del partido pueden ser de principio o innegociables, o secundarias, que sí pueden ser objeto de negociación dentro de cualquier abordaje táctico que coadyuve a acercar o conseguir el objetivo estratégico.

En una nación en la que no está bien definida su estratificación social fundamental (burguesía/proletariado), las contradicciones de clases se vuelven difusas, matizadas por vicios que afloran desde los estamentos de la pequeña burguesía, como sectarismo, individualismo y oportunismo.

Ningún partido conserva ni promueve sus objetivos primigenios sin lograr controlar esos vicios pequeños burgueses, que en la sociedad de hoy se expresan también, no solo en romper corozos para alcanzar puestos de dirección política, sino también en adición al enriquecimiento precoz.

Esas debilidades tienen carácter de endémicas en una sociedad como la dominicana, donde la burguesía se debilita, acosada por una inusitada actividad rentista que empodera y fortalece a una oligarquía que se creía en decadencia.

Aquí tampoco se puede hablar de una clase obrera en ascenso, ni en sí ni para sí, porque sus dirigentes son los mismos de hace más de 30 años y porque no han podido siquiera defender el derecho constitucional a la sindicalización.

La militancia de los partidos tradicionales y de la mentada izquierda está compuesta esencialmente por pequeños burgueses, en sus capas alta, media y baja, con buen entrenamiento electoral, pero escaso desarrollo político y delimitada conciencia social, aunque en la praxis son capaces de cultivar un sólido liderazgo.

El de la Liberación Dominicana (PLD) es el único partido cuya arquitectura fue diseñada para asumir y aprovechar todo el potencial de la pequeña burguesía, de los trabajadores y los burgueses progresistas para impulsar el proyecto político de la liberación nacional.

Sería más que una tragedia que la dirección política del PLD no llegue siquiera a entender que la unidad de ese partido solo se preserva si aplican correctamente el principio de las contradicciones, si respetan y se hacen respetar los acuerdos o métodos de trabajo y si promueve el centralismo democrático.

Sería imperdonable que la dirección del PLD en el Partido y en el Gobierno permita que los vicios a los que hago referencia generen un tipo de cáncer incurable que se reflejaría en división y derrota electoral.