Opinión

A rajatabla

A rajatabla

Suerte y buen juicio.-

Una combinación de buena suerte y buen juicio ha sido la clave para que República Dominicana sea hoy, según la calificadora Moody’s, la economía de mayor crecimiento en América Latina y el Caribe y una de doce naciones de la Eurozona y Latinoamérica que han alcanzado mejoras en calificación de riesgo-país al mantener perspectiva estable (Ba3) en su perfil de deuda soberana a largo plazo.

La crisis financiera derivada del crack bancario que estalló en 2002 le costó al PIB dominicano en términos absolutos más de dos mil millones de dólares, dado que se redujo de 21 mil millones de dólares a US$19 mil millones, además de que la economía decreció en -2% del PIB y el país declarado en cesación de pagos.

Desde antes de asumir la presidencia en agosto de 2004, el doctor Leonel Fernandez, a solicitud del Fondo Monetario, designó a los integrantes de su equipo económico que de inmediato iniciaron periplo internacional para renegociar la deuda y atraer inversiones.

Esa primera crisis fue superada, con la recuperación de la capacidad de pagos del país y la apertura de las ventanillas de crédito con FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano, Club de París y entes bilaterales, pero en 2007 afloró el estallido de la burbuja hipotecaria en Estados Unidos, inicio de una crisis financiera mundial.

A causa de esa crisis, comparable con el periodo de La Gran Depresión (1929-1936), la mayoría de las economías del mundo cayeron o se ralentizaron bajo un efecto dominó, incluidas las que integraron el BRICHS (Brasil, China, Rusia, India y Sudáfrica).

En el caso dominicano, el FMI aplicó en principio el remedio anti cíclico de inyectar recursos para activar la economía desde el Gobierno e impedir que ingresara en situación de recesión, para lo cual el gendarme aprobó crédito por dos mil millones de dólares destinados a la construcción de infraestructura e impulso a actividades productivas.

Al asumir Christine Lagarde, como directora gerente del FMI, se cambió la receta anti cíclica aplicada a países en vía de desarrollo, y se adoptó el remedio europeo de restringir el gasto público, para garantizar el pago de la deuda pública, aun la economía ingresara en recesión, fórmula que no aceptó el Gobierno dominicano que por supuesto, interrumpió el acuerdo Stand by que concertó con el Fondo Monetario.

El Gobierno concluyó la mayoría de las obras de infraestructura sin el concurso del FMI y sin recesar la economía, aunque el déficit fiscal se incrementó de manera notoria, pero no fatal, lo que fue reducido sustancialmente en el primer gobierno del presidente Danilo Medina. Con ingenio y suerte, la República sobrevivió al crack bancario y a la crisis financiera mundial.