Opinión

A rajatabla: Discurso de referencia

A rajatabla: Discurso de referencia

Orión Mejía

El discurso que pronunció el presidente Danilo Medina ante la Septuagésima Primera Asamblea de Naciones Unidas (ONU) debería servir como documento base para la promoción de una auténtica peña política que ayude a diseñar el perfil de nación y sociedad que presentes y futuras generaciones deben ayudar construir.

Más que un legajo retórico de los que acostumbran leer jefes de Estado y de gobierno ante la Asamblea de la ONU, el contenido de la alocución del presidente Medina describe y retrata un cuadro internacional de inequidad en el comercio y en el movimiento de capitales.

El presidente habló por lo más de mil 500 millones (22,34%) de personas que padecen de vulnerabilidad económica y social, pero que si se estimula su capacidad de consumo y expansión pueden convertirse en una emergente clase media que impulsará el avance de las naciones en desarrollo.

Para evitar que retroceso en el terreno ganado a la pobreza y pobreza extrema, el Presidente plantea urgentes cambios en las formas en que se dan los intercambios comerciales y los flujos financieros, algo así como revisar las reglas de juego entre países ricos y pobres.

En cuando a la inequidad en los términos del intercambio comercial, se resalta el dato ofrecido por el mandatario dominicano, de que el gobierno de Estados Unidos dedica más de 95 mil millones de dólares anuales en subsidios a sus productores agrícolas, mientras la Unión Europea emplea 145 mil millones de euros en cinco años para los mismos fines.

Dentro de ocho años, República Dominicana tendrá que desmontar de manera total el arancel que se aplica a las importaciones de arroz, en virtud del Tratado de Libre Comercio DR Cafta, lo que significará la quiebra de un sector que impacta en la economía de 500 mil personas.

Nada se puede hacer para competir con productores estadounidenses o europeos, cuyos gobiernos emplean miles de millones de dólares y euros en subsidiarlos.

Lo mismo ocurre con los mercados mundiales de capitales, que operan como grandes paraísos fiscales para evasión y blanqueo de dinero, en perjuicio de economías emergentes, pero que reportan enormes utilidades a naciones desarrolladas.

Nuestro país sufre en carne propia los efluvios de un comercio internacional basado en privilegios para las grandes economías que subsidian a sus productores y obligan a naciones en desarrollo a abrir sus aduanas. También padece los efectos de una economía mundial de casino y especulación que dificulta el acceso a capitales para promover desarrollo.

Es por eso, que el discurso del presidente Medina ante la ONU debería servir de referencia obligada al momento de discutir el presente y el futuro de la economía dominicana y de su estabilidad política y social.