Ya en la recta final de las celebraciones de Navidad, año nuevo y reyes, donde renovamos nuestra fe y los afectos con familiares y amigos, ya el país vuelve a su rutina con las energías renovadas y el compromiso de trabajar todos. Siempre hemos sido abanderados de que el trabajo constante, apasionado y tesonero rinde sus frutos y nos abre las puertas del éxito y la prosperidad.
No hay nada que el trabajo permanente y el pensamiento positivo no puedan alcanzar y nuestra humilde trayectoria y hoja de servicio público y privado son un testimonio viviente de mis reflexiones, cuando desde un pequeño campo de Estancia Nueva, soñar era lo único posible. Ya finalizando estas fiestas, lamentamos y vimos con preocupación las decenas de pérdidas de vidas y accidentes ocurridos frutos de los excesos que siempre son malos consejeros, porque la moderación es la madre de la paz y la tranquilidad. Es hora pues de trabajar y aunar esfuerzos para continuar ayudando a nuestro país en su ruta de crecimiento y modernización.
La moderación es la madre de la paz y la tranquilidad
Como hombre comprometido con el sistema democrático y su país, quiero felicitar la iniciativa del ex presidente Hipólito Mejía, quien en reciente carta dirigida al presidente Danilo Medina le pidió al mandatario priorizar el dialogo para lograr una solución satisfactoria al conflicto del Parque de Valle Nuevo en la que debe estar ligada a la incorporación de las comunidades involucradas a los planes de desarrollo del parque, y donde también le expresaba que su experiencia le llevaba a plantear que el desafío en Valle Nuevo consiste en armonizar el uso productivo de los recursos naturales con la preservación.
El camino para lograr este objetivo debe ser el diálogo entre todas las partes. Vemos estas juiciosas recomendaciones como una muestra de lo que deben ser las relaciones constructivas entre el gobierno y la oposición, donde prime el equilibrio y el interés nacional, sin injusticias ni privilegios, tal como ejecutó magistralmente el ex presidente Balaguer, uno de los mayores defensores de nuestros recursos naturales, pero que siempre se manejó con prudencia y sabiduría.
Recuerdo en uno de sus discursos en el que describía que la democracia es aquella donde se oyen todos los intereses y donde el derecho del oligarca más copetudo vale tanto como el trabajador más humilde. Dominicanos es hora de trabajar todos, con más fe y esperanza, porque lo mejor de nuestro país aún está por venir cuando hay buena voluntad en nuestros corazones. Hasta el próximo jueves.
