Opinión

Aborto y más…

Aborto y más…

El aborto se ha vuelto otra vez tema de debate en la sociedad, debido a que hoy la Cámara de Diputados conocerá hoy las observaciones que hizo el Poder Ejecutivo al Código Penal en lo referente a la despenalización de esta práctica en casos excepcionales.

Existe el lado que está a favor de la vida, el cual indica que el aborto es incorrecto; y el lado que defiende la opción de elegir, el cual indica que, si bien el aborto no es algo maravilloso, es mejor que obligar a alguien a llevar un embarazo indeseado o peligroso.

El argumento laico para oponerse al aborto ha sido universal y su argumento central es que el feto es una persona desde el momento de la concepción.

Así que el feto tiene un derecho a la vida. Sin duda, la madre tiene derecho a decidir lo que sucederá en y a su cuerpo, todo el mundo aceptaría eso. Pero sin duda el derecho de la persona a la vida es más fuerte y más exigente que el derecho de la madre a decidir lo que acontece en su cuerpo, por lo que lo sobrepasa. Así, el feto no se puede matar, el aborto no puede ser realizado.

La oposición al aborto supone una imposición de creencias religiosas, por lo general cristianas. Su razonamiento es primitivo en sí mismo ya que su justificación única es la de no ir en contra de dogmas religiosos que pueden ser compartida por varias iglesias.

Por lo tanto reduce el tema a una cuestión religiosa, que pone de lado las posturas de no creyentes que se oponen al aborto con razonamientos de salud que nada tienen que ver con creencias religiosas.

Defender la opción de elegir no siempre significa odiar a los bebés o forzar a las personas a terminar un embarazo. Esto consiste en dejar que las personas evalúen su propia situación, piensen mucho y luego escojan qué es mejor en sus circunstancias únicas.

En el país la mayoría de los que se oponen al aborto, no hacen más que practicar una doble moral o procurar presencia en una sociedad descompuesta de arriba a bajo, ya que muchos de ellos ha practicado el aborto de manera clandestina o han inducido a otra persona hacerlo.

En la mayoría de los países, los órganos vitales no pueden retirarse de un cadáver sin el consentimiento de la persona antes de que muera, o sea que un cadáver puede controlar los órganos que podrían salvar vidas, pero una mujer embarazada no puede controlar su propio útero, esto quiere decir que ella tiene menos derechos corporales que un cadáver.

El Nacional

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