Opinión

Abuso policial sigue

Abuso policial sigue

Es hora de que nuestro país se preocupe por tanta discriminación homofóbica, ejercida en una escala diversa de reacciones que van desde dolorosos  comentarios, siempre fundamentalistas, hasta la chacota generalizada refiriéndose a una condición humana, en el mayor de los cachondeos.

Y es bien preocupante que pasemos por alto los crímenes por homofobia cometidos en los últimos años en nuestro país, algunos trascendidos a las notas periodísticas, otros no, pero todos estigmatizados en el olvido y la impunidad.

La semana pasada, el relato de Melvin Durán, sobre el vía crucis que pasaron él y un amigo mientras conversaban en la Plaza España y fueron desconsiderados por una patrulla policial que decidió arrestarlos por el “delito” de “parecer” homosexuales, debe ponernos en alerta.

En nuestra comunidad social, abundan las personas machistas, autoritarias, dominantes, mandonas y violentas a la hora de la discusión, encajada en los fundamentalismos y los mitos, que se sostienen aún a costa de la vida de quienes consideran diferentes.

Que un policía, servidor de la población civil en su deber ser, entre otras cosas, armado y con poder, se convierta en el mayor peligro para la ciudadanía, ya debe de dejar de dar risa, porque es demasiado serio el asunto como para no pararse y reflexionarlo.

Con el último caso denunciado por el joven Melvin Duran, como dice el refrán, ir cortando por lo sano: un tal Comandante Serna, supuesto cabecilla del destacamento, quien pidió transferir a los dos muchachos a los destacamentos de San Carlos y la zona comercial Duarte “para que fueran abusados sexualmente” y un tal Terrero, que intentó extorsionarlos pidiéndoles dinero para liberarlos, ambos vestidos con el uniforme de Camisa blanca y pantalón azul oscuro de la Policía Turística, (POLITUR), deben ser castigados y cancelados por no saber comportarse, por constituir un peligro público y por ser fuertemente violentos. Y así, a todos los que participaron en la “cacería”.

Las autoridades deben de velar por las personas, independientemente de su color o etnia, preferencias sexuales, ideas o creencias, se esté o no de acuerdo con ellas, porque su objetivo es preservar la vida de cualquier ser humano.

Apelamos a los Principios Legales de Yogyakarta, 2007, un documento cuya finalidad es aplicar las reglas del derecho internacional de los derechos humanos en relación a la orientación sexual e identidad de género de las personas, con estándares básicos para que las Naciones Unidad y los estados, como el nuestro, garanticen la protección de los derechos humanos de las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, LGTB.

¿Padres y madres de personas LGTB, que harían si su hijo/a fuera Melvin?

El Nacional

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