Opinión

Acerca de  prostitución

Acerca de  prostitución

Cecilia Lipszyc, Socióloga feminista e investigadora argentina, reconocida internacionalmente en su accionar por los derechos humanos, especialmente por llamadas minorías sexuales e impulsora de conquistas de derechos al colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y trans, (LGBT), acaba de morir en Buenos Aires.

Consultora y Directora en Proyectos de UNICEF, UNIFEM, Unión Europea, y autora de numerosos artículos y libros, Cecilia nos ofrece la oportunidad de reconocer su trabajo desde aquí, con un tema que es por estos días polémica establecida y que ella investigó y estudió por mucho tiempo, me refiero al de la prostitución.

En su trabajo “Mujeres en Situación de Prostitución: ¿Trabajo o Esclavitud sexual?”, plantea que el feminismo siempre ha entendido que la prostitución es una institución fundacional del patriarcado y constituye una de las formas más extremas de la violencia contra las mujeres.

Como un gran número de feministas, Lipszyc dice que el modelo de varón de la cultura patriarcal tiene un impulso sexual “naturalmente” considerado de gran potencia, que debe ser canalizado por formas socialmente legitimadas, toleradas e incluso estimuladas, y una de ellas, es la prostitución, que se convierte así, en una institución necesaria para el control social de la sexualidad humana, y mejor decir del hombre, sujeto universal de nuestra cultura patriarcal.

Para Cecilia, la violencia sexual ejercida sobre los niños/as: incesto, violación, y abusos sexuales en general, marcan un camino en la psiquis de las víctimas, qué “naturaliza” y se repite en la historia personal y generacional, aclarando que si bien no todas las personas que han sido violadas o abusadas sexualmente en la niñez se prostituirán después, en toda vida de prostitución sí existe una historia de violencia sexual en la niñez (personal o familiar). Muchas veces acciones agravadas porque los agresores, son familiares directos de las víctimas, ejerciendo el poder que implica relaciones tan asimétricas como son las de padres o familiares adultos respecto de los niños/as.

En nuestro país, polémica ya desatada por la Procuraduría General de la República reprimiendo a los prostituyentes y considerando a la persona prostituida como una víctima, estamos frente a un cambio de imaginario. Aquí, habrá que pensar en una inversión considerable en estrategias que ofrezcan a todas las personas trabajadoras sexuales, convincentes alternativas de sostenibilidad.

Entonces, el reto se plantea a mediano y largo plazo, como un desafío más de esta cultura androcentrista en permanente desmonte para sobrevivir, proceso que debemos enfrentar toda la sociedad, sectores de la sociedad civil organizada y del gobierno, junto a las agencias de financiamiento, para fundamentar futuras políticas públicas que sobre todo, respondan a toda esa población que trabaja con el sexo.

El Nacional

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