Opinión

¡Adiós Hatuey!

¡Adiós Hatuey!

En ti se encarna el patriotismo dominicano y los sacrosantos colores de nuestra enseña tricolor, donde cubierto tu cuerpo y entregada la misma a tu honorable familia, porque desde niño la hiciste enarbolar en gesto de amor y eternidad.
Fuiste libertad, leal a tus principios, nítido en tus concepciones, amigo de los amigos, y te acompañaban siempre el linaje, descendencia, sangre de patriota y nacionalista.

El licenciado Hatuey de Camps representó épocas difíciles en el trascurso de nuestra historia, pero supo moldear y enfrentar momentos, días y meses peligrosos en que la nave del Estado amenazaba naufragar y allí estabas como un gladiador señero, firme, decidido y valiente, sin volver la cara atrás, emulando las frases del general Juan Sánchez Ramírez en Palo Hincado.

El determinismo de Hatuey, fue norte y consignas imperecederas en las diferentes vertientes y luchas por la democracia, la paz y la libertad del pueblo dominicano.

Fue intrépido, y nadie pudo jamás doblegar ni retorcer sus ideales ni la voz de su conciencia, y como Horacio, al cruzar el Rubricón decía: ¨no sacar la luz humo, sino del humo la luz¨ .

Los titánicos esfuerzos que se realicen por la educación democrática no admitió en la vida de Hatuey, receso, abandono ni tregua para hacer crecer el alma nacional en lo que es la posesión de los dotes de la igualdad, la paz, la defensa de los valores que son elementos fundamentales de la misma democracia, la cual proyecta en su esencia un orden social que garantiza la igualdad y la justicia.

Edward J. Power refiere, que el objeto de la democracia es organizar la sociedad para de tal modo que cada uno de sus miembros pueda desarrollar su personalidad por medio de actividades destinadas al bienestar de los demás miembros y de la sociedad como un todo.

Con la partida hacia la perennidad de Hatuey, pierde la República a un Repúblico, la Patria a un patriota, la paz a uno de sus grandes titanes y la democracia a un baluarte de ella.

Hombres de la estatura y el relieve de Hatuey no mueren, porque sus acciones civilistas habrán de perdurar escritas con el mermo de la inmortalidad.

A nuestro país le hacen falta, si mucha falta, ciudadanos del quilate y la reciedumbre estoica de este héroe del deber y el honor, abanderado del esfuerzo y las luchas, ido a destiempo.

Junto a su distinguido y apreciado hermano Luis, al bajar a la tierra que les vio nacer y crecer, ambos llevan puesta la corona de la dignidad, la virtud y la grandeza moral.

¡Que el Congreso Nacional desde la avenida 27 de febrero hasta la avenida Duarte, se designe con el nombre de Hatuey de

Camps Jiménez!

Nuestro pesar a su honorable familia
¡Adiós Hatuey amigo del alma, adiós!

El Nacional

La Voz de Todos