En la última década el ron es el producto criollo que ha alcanzado mayor notoriedad y ha aumentado su consumo a nivel global. Según cifras oficiales las exportaciones de ron fueron de apenas US$6 millones en el año 2000, pero ya en el 2011 superaron los US$200 millones y se diversificaron a 46 países cuyos consumidores disfrutan de ese néctar de los dioses hecho en casa. Por demás, el sector provee más de 5,000 empleos directos y 20,000 indirectos al país, entre otros beneficios sociales.
El reconocimiento a la alta calidad del ron dominicano siguió la senda del prestigio internacional del ya famoso cigarro liado aquí, con tabaco cosechado aquí, que ha desplazado al tradicional puro cubano como líder en el mercado global según les connaisseurs. Hoy, Tabaco y ron es más que el sabroso merengue de Fernandito Villalona con que hemos bailado en las calles del país y allende los mares: es una marca país que demuestra la alta reputación de la industria local que también ha logrado atraer inversiones de reconocidas empresas multinacionales para estrategias de expansión.
Por supuesto, el Caribe productor de ron de alta calidad también tiene posicionado en el mercado global una suerte de marca región que diferencia el producto caribeño del de otras regiones competidoras. Sin embargo, como diseñar e implementar estrategias conjuntas de penetración de mercado no excluye la competencia entre las distintas marcas de los países por posicionarse en las ventas, algunos vecinos reciben ayudas que violan las reglas del comercio mundial establecidas en la Organización Mundial del Comercio, OMC, y el equilibrio competitivo.
Mediante el programa, CoverOver, Estados Unidos desembolsa una proporción de impuestos selectivos al ron vendido en su mercado por la empresa Diageo, que fabrica la marca de ron Captain Morgan en San Croix, Islas Vírgenes estadounidenses; y a la fabricante de Bacardí en Puerto Rico, que han recibido a la fecha la suma de US$459 millones según la Asociación Dominicana de Productores de Ron, Adopron.
Los productores de ron de la región del Caribe representados en el Cariforo, de cuyo bloque forma parte República Dominicana junto a las naciones que conforman la Caricom, buscan una salida diplomática a este subsidio masivo que da Estados Unidos a sus competidores fabricantes de las citadas marcas, incapaces de competir sin recurrir a prácticas desleales al comercio internacional sancionadas tanto por la OMC y como por la autoridad nacional en materia de defensa comercial.
Es de suponer que estas multinacionales del sector bebidas espirituosas que operan bajo bandera norteamericana conocen perfectamente la normativa global en la materia y están conscientes de que esos incentivos son incompatibles con la misma, en la medida en que incumplen los requisitos permitidos para lograr el avance industrial mediante la investigación y el desarrollo, I&D.
Lucen meras transferencias de recursos a empresas que en buena lid no competirían en la relación calidad-precio con los demás rones de la región del Cariforo donde, la del ron, es una de las industrias agrícolas de exportación que más aporta a las economías caribeñas. Pero así, vecinos, no se compite.
