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Gracias Gonzalo

 

El último año la sociedad dominicana ha padecido la exacerbación de grupos “ultranacionalistas” que claman “traición a la patria” con cada una de las acciones de instituciones locales e internacionales que tratan de proteger los derechos fundamentales las personas migrantes “con respeto a la dignidad humana”, como manda la Constitución y los tratados vigentes en todo el mundo donde emigran dominicanas y dominicanos que también tienen derecho al mismo trato, reciprocidad obliga.

En el caso específico de la campaña de descrédito contra el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, así como de su representante desde el 2010 en el país Gonzalo Vargas Llosa, esta no obtuvo los efectos deseados gracias, en un primer momento, a la oportuna intervención del Gobierno a través del Canciller Andrés Navarro cuando públicamente aseguró que existiera conflicto alguno con esta agencia y negó que se plantearía su salida del país.

Pocos días antes la prensa recogía que el director general de Migración acusaba al Acnur en la persona de Gonzalo de ejercer una “manipulación grosera” en contra del país, al llevar a Juliana Deguis Pierre a un congreso internacional como “símbolo de la apatridia”. Esta malhadada imputación también fue desmentida por el Canciller cuando expresó que en el foro de la Haya “Juliana no acusó al país y que sólo ofreció el testimonio de su situación”.

Por su parte, el presidente de la Junta Central Electoral, JCE, produjo declaraciones en la que cuestionó la presencia en el país del Acnur porque “no hay refugiados o existen pocos” y se ha dedicado a un tema que le corresponde a otro organismo del sistema de las UN, que es la OIM (Organización Internacional de las Migraciones). No obstante, en su Plan de Acción la Acnur lo desmiente cuando indica que también se ocupa de trabajar con los gobiernos para “enfrentar el tema de los movimientos migratorios mixtos” y que coordina estas acciones con agencias como la OIM “para promover la tolerancia y combatir el racismo y la xenofobia”.

Desde que el grupúsculo patriotero enfiló sus cañones de manera personal contra Gonzalo, uno de los hijos del Premio Nobel de Literatura don Mario Vargas Llosa, comenté por radio que al eficiente funcionario diplomático le estaban “cobrando” el enérgico artículo de su padre en contra del genocidio civil dominicano que inició la JCE en el 2007 y que pretendió legitimar la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional.

Aunque no tuve el placer de conocerle, me consta por sus actos y por muchos amigos que sí lo trataron en los planos personal y profesional que Gonzalo fue ejemplo de integridad, prudencia y dedicación al trabajo. Estos “sesenta amigos”, entre los que se encontraban Juan Bolívar Díaz, Wilfredo Lozano, Roberto Álvarez y muchos otros patriotas de verdad, le ofrecieron una cena de despedida en la que fue desagraviado por los intentos fallidos del nacionalismo intolerante de declararlo persona non grata en el país.

Antes al contrario, y como acertadamente propone Juan Bolívar, el Gobierno del presidente Danilo Medina también debería desagraviar a Gonzalo y agradecerle en nombre de todo el pueblo dominicano su encomiable labor humanitaria al frente del Acnur.

El Nacional

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