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El Gobierno va bien
Si al evaluar una gestión de gobierno quien lo hace está despojado del sesgo político partidista el análisis tiende a ser más objetivo y el resultado más apegado a la realidad. Cierto que la labor de la oposición es criticar las acciones gubernamentales y proponer otras que consideren más efectivas. Cuando toque al adversario reconocer lo que se ha hecho bien serán más bien parcos, cuando no mezquinos, a la hora de hacerlo. Por ello la evaluación pendula del éxito rotundo al fracaso absoluto, según el litoral donde se sitúe el sujeto.

En una tesitura que no recurra a estos extremos, esta columna se ocupará hoy de valorar la gestión del Presidente Danilo Medina al cumplir tres años al frente del Poder Ejecutivo. Y lo haré desde una óptica muy personal pues he tenido la oportunidad de conocer personas que se han beneficiado de manera directa de las ejecutorias gubernamentales.

Admito que seré parcial porque desde el inicio de su mandato reconozco y apoyo su estilo de gobernar que, por fin, pone primero a la gente como prioridad de las políticas públicas, en especial los más pobres. Qué falta mucho por hacer es indudable, pero desde hace un tiempecito he tomado la decisión de ver el vaso medio lleno y favorecer que se continúe haciendo lo que nunca se había hecho en los años venideros.

En estos tres años he conocido muchas personas que de alguna forma han recibido un pedazo de ese “Estado de bienestar” tan caro a la socialdemocracia y que el Presidente Medina y se equipo cercano han contribuido a hacer avanzar. Lo primero es la educación: ¿quién no conoce alguien que se haya alfabetizado “después de viejo” y ahora tiene mayor calidad de vida? O una familia cuyos hijos están en la tanda extendida. O un maestro que se le mejoró el salario. Paso a paso se logra el objetivo de dignificar la calidad de la enseñanza pública en el país.

Otro aspecto importante que implica una ruptura con prácticas del pasado reciente ha sido la democratización del presupuesto nacional: ¿quién no conoce un joven ingeniero que nunca había sido contratista del Estado que ahora lo es ganando un sorteo o una licitación pública transparente? O un pequeño empresario que ahora ingresa la lista de más de 50 mil suplidores del Estado cuando hasta hace poco eran menos del 3 mil y unos pocos “agraciados¨ los que se adjudicaban los concursos públicos.

¿Quién no conoce una persona que ha sido salvada por el 911, o que entró al sistema subsidiado de Senasa, o que dejará de vivir “debajo del puente” para hacerlo en La Nueva Barquita? O que le ha tocado estrechar “la mano amiga del Estado” en las visitas sorpresa del Presidente y eso le ha cambiado la vida para bien. O a un nacional haitiano cuyo estatus migratorio ha sido regularizado.

Sin dudas que falta una intervención más enérgica del gobierno en los temas de seguridad ciudadana y reforma policial, en resolver el caos del tránsito en la calles y del transporte de pasajeros y carga. Pero entiendo que el gobierno va bien y esta valoración positiva la comparte mucha gente.

El Nacional

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