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Agenda Global

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Cambio de mentalidad
A mi juicio fue inteligible y certero el discurso pronunciado por el Presidente Danilo Medina en al acto de celebración del 25 aniversario de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), en el que antes don Rafael del Toro, presidente del Consejo de Directores, reiteró “nuestra convicción de que es urgente que enfrentemos todos los desafíos… en el marco de una estrecha cooperación público-privada, con alianzas sostenibles y a largo plazo”, como debe ser en una nación que aspira a ser civilizada como la nuestra.

Para una ciudadanía atenta y reflexiva sobre el acontecer nacional, esta pieza oratoria trasciende por varias razones. Primero: quedó demostrado con hechos que esa “visión clara” que tuvo el Gobierno desde el primer día se está reflejando “en este gran proceso de transformación que está viviendo” el país donde la prioridad ha sido “reducir drásticamente la pobreza y la desigualdad”, lo que consta en frías estadísticas, pero también en la sonrisa de la gente que hoy es más igual a sus semejantes.

Segundo, porque luego de enumerar las múltiples y eficientes ejecutorias gubernamentales en el ámbito social que comenzaron “por garantizar oportunidades a todos y todas por igual” y “están sentando las bases del nuevo Estado de bienestar dominicano”, vemos cómo se forja una “nueva ciudadanía” de mujeres y hombres que han obtenido derechos reales a una educación de calidad para sus hijos, a un buen empleo para ellos y a una vivienda digna para su familia.

Tercero, que esta visión que “inspira y alienta en el trabajo diario” del gobierno del Presidente Medina “tiene muy claro a dónde queremos llegar” y “cómo vamos a llegar hasta ahí”, con esfuerzos de apertura e inclusión de todos los sectores con voluntad de colaborar: “Sabemos… que debemos hacerlo de la mano con todo el pueblo dominicano. Juntos, trabajando codo a codo y sin dejar a nadie atrás”.

Cuarto, porque al forjar esta “gran alianza” para alcanzar los “grandes consensos” y llegar a los “grandes acuerdos” para construir los “grandes cambios que necesitamos y las soluciones duraderas que merece nuestro país”, resaltó un tema caro a la Finjus y que requiere la firme voluntad de todos: la lucha por la transparencia. Y por todos se entiende gobernantes y gobernados.

En quinto lugar, en mi opinión el punto de mayor lucidez de la alocución presidencial, fue ese llamado de Danilo Medina a “hacer una reflexión conjunta y responsable de nuestra sociedad. Lo cierto es que, por diferentes causas, arrastramos desde hace siglos una cultura de la informalidad y la ilegalidad, en la que a menudo vivimos inmersos sin siquiera darnos cuenta. Una cultura que condena al otro pero que calla cuando recibe su propio beneficio. Y que se ha visto incentivada con el culto, cada vez más exacerbado, del individualismo y el materialismo”.

Concluyo que fue un discurso inspirador porque si bien nos vimos reflejados como sociedad en un cuadro lleno de antivalores, con sus ejecutorias este Gobierno “se ha propuesto impulsar el cambio de mentalidad que el país venía pidiendo desde hace décadas. Un cambio que se resume en pasar del imperio de la excepción al imperio de la ley. Del estado de privilegio al estado de derecho”. Con el liderazgo transformador del presidente Medina lo lograremos.

El Nacional

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