Opinión

Agenda Global

<P>Agenda Global</P>

Cuando en el 2005 leí los “Cuentos Chinos” de Andrés Oppenheimer, ya conocía el estudio del Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, el instituto de estudios a largo plazo de la CIA, y había analizado su contenido con mis estudiantes de relaciones internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO. El mismo pronosticaba la creciente pérdida de competitividad y de participación en el comercio y en la economía mundiales de los países latinoamericanos a manos de los asiáticos, como en efecto.

En esa obra el reputado analista se mostraba crítico acérrimo de las políticas populistas de varios gobiernos de la región y de su falta de visión a futuro al no invertir más en educación, ciencia y tecnología para tener una población capaz de producir bienes y servicios de la economía del conocimiento. Más reciente, Oppenheimer nos presenta su última obra “¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro”, cuyo argumento central es que en la región los países “están demasiado inmersos en una revisión constante de la historia, que los distrae de lo que debería ser su principal prioridad: mejorar sus sistemas educativos”.

En este otro interesante “viaje periodístico alrededor del mundo para aportar ideas que nos ayuden a todos”, el autor, en una prosa correcta y estilo ágil nos presenta la experiencia de los países que han salido de “la mediocridad económica e intelectual” a la que tienen sometidos los gobiernos latinoamericanos, salvo honrosas excepciones como Chile, entre muy pocos otros, al preferir orientar el gasto público hacia obras de infraestructura y no invertir en la mejora del sistema educativo cuyos resultados se ven a 10 o 20 años. De todas maneras ese lapso llegó a naciones que entendieron el mensaje de que “La clave de todo es la educación”, como le dice Bill Gates al autor en una entrevista.     

Resulta que uno de los hallazgos más originales e impactantes de este libro llega a través de una simpática anécdota del dos veces ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti en una celebración de su cumpleaños donde se presentaba un mago: ante los magníficos trucos alguien bromeó: “Deberías haberlo nombrado ministro de Economía”, y el ex presidente “muerto de risa, movió la cabeza negativamente y respondió: No, debería haberlo nombrado ministro de Educación”.

Con esta chanza tan verídica “había llegado a la misma conclusión que algunos de los políticos más iluminados de todo el mundo: la clave de la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible no era la economía, sino la educación”.

En la actual campaña electoral, el candidato del PRD,  el Ing. Hipólito Mejía, se ha comprometido a invertir el 4 % del PIB para la educación, para terminar con el incumplimiento de la ley al respecto.

 Y es que la ciudadanía exige metas cuantificables para que la educación pública sea de calidad, lo que no ha podido lograr en los últimos dos períodos de gobierno el PLD.

El Nacional

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