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Agenda Global

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Dix Hills, NY.- Cierto es que una de las primeras sensaciones que se experimenta al llegar a New York es el gran fanatismo que aquí se profesa por el béisbol. Impregna esta ciudad con una esencia especial ser la sede de los “milagrosos Mets” y de los “Mulos del Bronx”, éstos últimos 27 veces campeones de la Serie Mundial y uno de los equipos más populares en el mundo. (Conste que no simpatizo por los Yankees sino por sus archirrivales, las hoy estrujadas Medias Rojas de Boston, que han montado “un hospital” con tanto jugador lesionado).

Para enterarme de cómo va la sociedad estadounidense vista y analizada por ellos mismos adquiero la revista Time de fecha 26 de julio y, luego de una portada que impresiona por su contradicción:   “La economía está de vuelta. La economía hiede.”, ¡oh sorpresa!, encuentro un amplio reportaje titulado “Ponchado por el Béisbol. En la República Dominicana, adolescentes devienen víctimas de los sueños de grandes ligas”, calzado por periodista Sean Gregory.

Procedo a leerlo y, aparte de contener mucha y valiosa información sobre cómo funcionan los procedimientos de contratación de los peloteros criollos que logran llegar al sistema de la “gran carpa”, también contiene duras críticas a algunos equipos del béisbol con campamentos en el país por desdeñar la educación de estos jóvenes con talento para el deporte y, quién sabe por falta de instrucción, si para otras profesiones. En este tenor sale rapapolvo con la siguiente pregunta: “¿Es una obligación del béisbol compensar los fracasos del Gobierno dominicano, que sólo gasta 2% del PIB en educación, una de las peores tasas en el mundo?”. 

Aunque la respuesta es que, después de todo, “el béisbol es un negocio, no una agencia social”, el nuevo jefe de “las mayores” en el país, y egresado de la facultad de leyes de la prestigiosa Universidad de Harvard Sandy Alderson, afirma que “ellos necesitan proveer oportunidades educativas a los jugadores que han firmado contratos y que están en las academias de la MLB (Major League Baseball)”. Ejemplo de esto es la de los Piratas del Pittsburgh que requiere a los jugadores 4 horas al día de clases, 5 veces a la semana, y no sólo para recibir conocimientos básicos de inglés como en las demás.                               

Sin embargo, ahora surge la regla de que los peloteros criollos deberán participar en el “draft”  de la MLB, especie de sorteo mediante el cual los equipos escogen los mejores prospectos. La mejor noticia es que para calificar deben ser bachilleres, como se les exige a los estadounidenses, lo que a juicio de Gregory debería incentivar la asistencia escolar y “quizá fuerce al gobierno a mejorar la educación”.       (Al momento de esta publicación me encuentro con mis hijos más pequeños Eugenio y Juan Alejandro, con mi esposa Ketty y su hermana Miguelina, en el “Citi Field”).

El Nacional

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