Opinión

Al compás de la politiquería

Al compás de la politiquería

Dicen los tangueros o milongueros, que lo fundamental en la danza es “caminar el tango”, lo que se logra si usted después de mucha práctica sigue el compás cuatro por ocho, para ir “pisando los tiempos”. Dicen los politiqueros, que en estos tiempos lo fundamental es estar siempre en el gobierno, sin importar si se “camina la política” dando saltos con el pie izquierdo o el derecho.

A no pocos dominicanos les crea aversión eso de estar en la acera del frente del gobierno y por ese motivo siempre se la ingenian para estar bajo su sombrilla, a la diestra del Señor Presidente de turno, a quien por demás le reconocen siempre las dotes de “generoso y democrático”.

Por eso no es de extrañar la concurrencia de ciertas gentes a la cumbre convocada desde el Poder, contando los que ya disfrutan de sus canonjías, pasando por los que aspiran a recibirlas, hasta los que desde los medios de comunicación hacen propaganda al diálogo improductivo de la hipocresía y la mentira.

Se asegura que “opositores” convocados a la cumbre temblaron de emoción mucho antes de iniciarse, al recibir promesas del gobierno acompañadas de aquella tonadilla lírica del maestro Lara: “Cuando vayas a Madrid chulona mía, voy a hacerte Emperatriz de Lavapiés y alfombrarte con claveles la Gran Vía y a bañarte con vinillo de Jerez”.

Porque se trata de eso, en muchos casos; de hacerle el coro al gobierno a cambio de asegurarse un “futuro brillante”, con las prebendas provenientes de los recursos públicos. Porque lo fundamental para esa gente es recibir los favores del gobierno. 

¿Por qué se critica la convocatoria y asistencia a la cumbre? ¿Por una oposición medular y fanática a quienes gobiernan? No. Las críticas se expresan porque ese evento tiene el propósito mezquino de bendecir las pésimas políticas gubernamentales; lavar la cara a una gestión desastrosa y desarticular a los opositores en un momento de crisis económico-financiera global y nacional.

Sí, este es un gobierno que convoca al diálogo, pero no escucha ni siquiera a sus contradictores internos; al contrario, los aplasta y los obliga a seguir las pautas del grupo hegemónico en el partido oficial y en el Estado. Si esa es su conducta, ¿escucharía a sus opositores en la circense “cumbre de la fuerzas vivas”? No.

El hábito del gobierno es el de violar la Constitución y las leyes; invertir los recursos del Estado en megaproyectos improductivos acompañados de corrupción y de negarse a enfrentar las grandes vergüenzas nacionales, como son el analfabetismo, la desnutrición, los altos índices de mortalidad infantil, la insalubridad y el desempleo. 

¿Qué se puede dialogar con un gobierno que está de espalda al país y somete a la mayoría de sus servidores a salarios de miseria, mientras apoya a los depredadores del erario y promueve el cohecho entre sus opositores? Nada. Con un gobierno así no se puede consensuar; el baila sólo al compás de la politiquería. ¡Olé!

El Nacional

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