Opinión

AL DÍA

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Los gobiernos del presidente Fernández quieren parecerse a los del déspota ilustrado neotrujillista Joaquín Balaguer.

 Y como es así, hay que vigilar la conducta de la Junta Central Electoral.

 Ahí hay un señor Franklin Frías que, opina mucha gente, debe renunciar de la Dirección de Cómputos.

 Hace algunas semanas, el director de Cómputos Miguel Ángel García renunció del puesto porque su subalterno Frías, con el apoyo del presidente de la JCE Roberto Rosario, hizo circular un “memorándum” que lo desautorizaba.

 Funcionarios de la Junta dicen y repiten desde hace muchos años que “las elecciones se ganan aquí”.

 Esa conseja viene desde los años fraudulentos de Balaguer en el poder.

 Y parece que quiere replicarse en la JCE en ese papel tan triste como sucio.

 Como para daño de la institucionalidad los partidos políticos se reparten hasta los puestos de jueces en la Suprema Corte de Justicia, incluidos los de presidente y miembros de la JCE y ahora, también, los de presidente y miembros del Tribunal Superor Electoral, se sabe que Rosario es miembro activo y activista del Partido de la Liberación de gobierno.

 “Piensa mal y acertarás”, dice la conseja popular.

 Y para el Partido Revolucionario de oposición no está demás aplicar el refrán y poner temprano a “ablandar las habichuelas”.

 Frente a una tercera elección presidencial, ganadas las dos anteriores por el candidato Fernández y con gobiernos de 2000 a hoy que dejan mucho qué desear y más, todavía, qué criticar, el PLD pudiera haber decidido cultivar su parecido con la mentalidad y estilo de gobierno de Balaguer.

 En 1966, 1970 y 1974, el caudillo neotrujillista y déspota ilustrado “ganó” elecciones mediante fraude, en todas las ocasiones frente al PRD y en una de ella ante una abstención general.

 En 1978 intentó el fraude, con vías de hecho en un golpe de Estado organizado por Balaguer y Marino (Vincho) Castillo en la oficina de las Fuerzas Armadas, pero la voluntad popular se lo impidió.

 Con los recursos y el poder de Balaguer, el PLD y Fernández se quedaron con el poder en 1996 y el segundo, con el poder y todos sus recursos en las manos, obtuvo la reelección en 2004 y 2008.

 Es poco posible que el presidente Fernández y el grupo que gobierna con el desde 1996 estén resignados con mansedumbre democrática a entregar el poder que van a perder en elecciones limpias en junio del año que viene.

 “Jalisco nunca pierde y, si pierde, arrebata”, dice el corrido mejicano.

El Nacional

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