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AL DÍA

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Fue emitida el 28 de julio de 1844 para respaldar al general Pedro Santana y la Junta Central Gubernativa en el poder. Sorprende su corto texto, 159 palabras, dado que en ese entonces, antes y después, los documentos católicos se destacan por su extensión y por lo intrincado del texto.

 El autor Julio Maríñez, en su espacio de “Facebook”, la hizo conocer como parte del capítulo XVII de su libro en imprenta “Origen y desarrollo de la nación dominicana”.

 Lo que cita Argelia Tejada Yangüela en un artículo de su “blog” que tituló “Sobre rupturas y cartas pastorales”.

 Acerca de la fuente, el autor indica y la articulista anota:

 “El original de la Carta se localiza en el Archivo General de la Arquidiócesis de Santo Domingo, estante B cajón 62, legajo 28.  Esta fuente fue consultada por Mariñez en la copia localizada en el Archivo General de la Nación, Colección del Centenario de la República Dominicana, la cual fuera dirigida por Emilio Rodríguez Demorizi. Volumen II páginas 47 a 55”. Maríñez transcribe el contenido de la Carta Pastoral firmada por el Arzobispo Portes:

“Solo Dios puede consolar nuestras penas, solo ese grandísimo Dios, ese Dios de dioses de toda consolación, es el único que sabe hablar al corazón: por consiguiente él os dice por órgano de mi débil voz pero embajador de su hijo preciosísimo, que os mantengáis en tranquilidad, que no abuséis de su misericordia y advertid que él es muy celoso de su honor y de su gloria y ya vosotros estáis comprometidos, y por supuesto se dará por ofendido si no obedecéis los mandatos y órdenes tanto del General de División y Jefe Supremo Santana como los de la Junta Central Gubernativa para lo cual os conminamos con excomunión mayor, a cualquier clase de persona que se mezclase en transformar las disposiciones de nuestro sabio Gobierno y del bien social…

“Dada en la ciudad de Santo Domingo, en el arrabal de la misericordia a los días 24 del mes de julio de 1844, firmado, Doctor Tomás de Portes (rúbrica)”.

 En junio anterior, Francisco del Rosario Sánchez y los independentistas del movimiento de la Separación del 27 de Febrero de 1844 habían dado un “golpe de Estado” dentro de la JCG para eliminar a los elementos procolonialistas que la dominaban, Santana entre ellos.

 Después vendrían las condenas a los insurrectos como “traidores a la patria”, lo que costó la vida a algunos y el destierro a varios de ellos.

 Las acciones de Santana fueron bendecidas de antemano y “a posteriori” por la Pastoral del arzobispo Portes.

 Entonces, después ni ahora extraña la íntima asociación de la jerarquía católica con las dictaduras y tiranías de la  clase dominante.

El Nacional

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