Opinión

Al fin

Al fin

Pedro P. Yermenos Forastieri

El 27 de noviembre 2007, mediante comunicación a los organismos correspondientes, presenté renuncia irrevocable del PLD. Las motivaciones de lo que para mí era una decisión trascendente dada la circunstancia de abandonar una organización donde había militado por casi 30 años, están contenidas en la misiva de referencia.

No obstante, las causas podrían resumirse en el abandono, -para mí inaceptable debido a mis principios y valores políticos-, de los propósitos originales que determinaron la salida de Don Juan del PRD y la fundación del partido morado de la estrella amarilla, donde mi permanencia carecía de sentido de no ser para empujar la concreción de aquellos postulados primigenios.

Estaba consciente de que el PLD ganaría las elecciones del 2008 e incluso que, sobre la base de las prácticas clientelares y populistas que implementaba, podría ser, como ha ocurrido, que se mantuviera en la conducción del Estado por varios períodos.

Eso, lógico es suponer, resultaba indiferente para una persona que no asumía una decisión en función de posibilidades personales y ventajas individuales, sino por convicciones y asuntos que atañen a la moral política enarbolada, a la que se intenta ser fiel.

En ese momento lejano, estaba consciente de que pese a que el éxito electoral del PLD resultaba previsible por más de un cuatrienio, su sistema de gobernar y, de manera principal, su descarado desprecio por una ética mínima en el manejo del patrimonio público, tarde o temprano determinaría un profundo desprestigio, el retiro de espaldarazos por parte de un gran segmento poblacional y, por último, su salida del poder.

Los dos primeros pronósticos han sido materializados. No se produjeron antes por tres razones fundamentales, porque es muy grande la cantidad de personas que se benefician de la política clientelar llevada a cabo; por ser abrumador el predominio que, de manera ilegítima, se ha agenciado el PLD en todas las instancias de poder, y por la carencia de un proyecto opositor con la suficiente capacidad de capitalizar las deficiencias ostensibles que desde hace mucho vienen acusando las gestiones gubernamentales del PLD.

Las cosas han llegado a un punto de inflexión. La conjunción de una serie de factores, la mayoría impulsados por sucesos externos, ha provocado un súbito sacudimiento de la conciencia colectiva que ha permitido manifestar sentimientos que aun de forma inconsciente venían incubándose, y que, al fin, encontraron la manera de aflorar. Lo que podría seguir, será tema de análisis posteriores.

El Nacional

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