Crónica de una victoria
Estamos a solo días del próximo certamen electoral en el cual estarán en disputa, aparte del Ejecutivo, 4,064 cargos más. Iré a votar. Vengo haciéndolo desde 1978. Podría haber estado equivocado pero siempre apegado a mis principios, y éstos acordes a la militancia asumida. Por eso, aunque la tendencia era votar por Antonio Guzmán, para sacar a Balaguer y cortar sus oprobiosos 12 años, fui de los 18 mil que marcaron la cara digna de Juan Bosch.
En el 82 nos querían vender lo mismo, que escogiéramos a Jorge Blanco para así evitar la vuelta de Balaguer. Soy de Santiago y allí teníamos en alta estima a Salvador, aparte de que en la campaña nos lo vendieron como el que salvaría al país y los que aborrecíamos a Balaguer teníamos temor que éste volviera, pero pesó mucho la conciencia de Bosch y el PLD, que nos decía que eran iguales y así fue: uno de los peores gobiernos de la historia, que además nos llenó de frustración por lo que pudo haber sido y no fue. Otra vez gané, perdiendo y fui de los 179 mil que votaron por el creciente PLD.
En el 1986 volví a sufragar por Bosch y en el 90 ganamos con él las elecciones y nos la robaron; ahí perdí ganando. Para el 94 perdimos fuerzas y ahora fue a Peña Gómez y al PRD que Balaguer les robó las votaciones.
En 1996 Bosch no era candidato y aunque los que teníamos un poco de prigilio y sabíamos de lo podrido del Balaguerismo, ahora aliado al PLD en el Frente Patriótico, votamos por Leonel Fernández quien pasaría a ser el primer presidente del PLD.
Volví a perder con Danilo en el 2000 y a reencontrarme con Leonel en el 2004. No voté por la reelección en el 2008 y en el 2012 no tuve empacho en hacerlo por el político de Arroyo Cano.
Marcaré de nuevo la cara de Danilo. No quiero segunda vuelta, y por demás llevo tres años diciendo que Danilo se reelegiría y escribiéndolo, de paso, en “Algo más que salud”.
