Lo de Orlando

Una buena parte de mi familia vive en Orlando, Florida. Mi hermana y mi mamá fueron las pioneras, pero después se sumaron mis otros dos hermanos todos con sus parejas e hijos. Atraídos por el buen clima, las buenas oportunidades de trabajo y sobre todo la garantía de una sociedad con muy bajos niveles de delincuencia también emigraron hacia allá mis dos hijos mayores, mi primogénito lleva unos 10 años trabajando en una compañía de seguridad que precisamente cuida discotecas y lugares de fiestas.

Él no es muy dado a escribir, pero publicó en Facebook esta nota, a raíz de la tragedia del pasado domingo, que me pareció muy atinada:

“Quiero tomar un minuto para expresar mis condolencias a todas las familias que perdieron un ser querido ayer en la noche, y a la vez agradecer a DIOS por las otras personas que el salvo allí, anoche mismo.

La gente sigue diciendo que Orlando se está poniendo muy malo, pero si nos tomamos otro minuto, y miramos alrededor del mundo, se darán cuenta que el mundo entero está mal, yo he estado trabajando en las discotecas de seguridad de Orlando, por 12 años, 9 de ellos con “Keys to the City”, y siempre ha sido peligroso porque nunca se sabe quién te quiere hacer daño, esto es algo que hacemos para que la gente que sale a disfrutar pueda regresar a donde sus seres queridos bien, pero estos días se están poniendo más peligrosos para nosotros hacer nuestro trabajo por el nivel de locura que hay en el mundo y por más que queramos culpar y apuntar a muchas causas, el problema principal está en nuestras casas; ya los padres no se toman un minuto para educar y enseñarle a sus hijos el respeto por la vida, y por ahí es por donde yo creo que debemos empezar”.

Pienso que es una excelente reflexión. Me hace sentir orgulloso de él. Nada más que agregar en esta nota de luto de “algo más que salud”.