Una dedicatoria
Cuando Narciso González Medina (Narcisazo) prologó mi primer libro “Diario de un pasante”, tres años antes que lo desaparecieran, escribió: “Estimado lector, tú no serás el primer sorprendido ante el hecho de que un libro cuyo asunto principal es la medicina aparezca con un prólogo escrito por alguien que nada tiene que ver con esa ciencia… Pero esa sensación de sorpresa se fue transformando en júbilo en la medida en que fui disfrutando de la variada riqueza cultural contenida en este libro que ahora tienes en tus manos…”. Ese, mi primer libro estaba dedicado a un compañero de estudios de la carrera de medicina que falleció a un mes de hacerse médico: “A Daniel Peña, por esa pasantía que no llegó a realizar”. Precisamente ayer, “Día del Pediatra” él, que se inclinaba por atender niños, cumplió 33 años de fallecido.
17 años después dediqué precisamente el libro “Narcisazo, ¿dónde estás?” a su esposa Luz Altagracia Ramírez y por esas coincidencias de la vida la dedicatoria de otro de mis libros peligrosos: “Mártires por error” que trata sobre el asesinato de los cinco jóvenes del club “Héctor J. Díaz”: Rubén Darío Sandoval, Víctor Fernando Checo, Reyes Florentino Santana, Gerardo Bautista Gómez y Radhamés Peláez Tejada está dedicado a sus cinco madres y el que hoy pongo en circulación, el número 12, a las 7:30 de la noche en el salón “Pasados Presidentes” del Colegio Médico, está dedicado a cinco damas: Yvelisse Díaz, Rafaela Burgos, Myriam Ruiz, Blasina Fabian y Ana Vanessa Díaz: “Cinco hermosas mujeres que con sus aportes, pero especialmente con su ejemplo de vida, ayudaron en la construcción de este libro”.
Precisamente en este libro que hoy sale a luz hay una frase de las que acostumbro a utilizar antes de cada capítulo que es toda una belleza: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible” San Francisco de Asís.
