Cuatro damas y II
En la entrega pasada les cité tres bellas damas, que llegan a los 90 años: Mi suegra vitalicia Josefa Díaz (Conocida en toda Villa Juana y barrios adyacentes como doña Iris), es el tronco y sostén de esa familia toda, y mío también, está lúcida, baja los 15 escalones de donde vive y se va a comentar la vida con Ana y con Flora al frente del patio donde vivió por más de 50 años.
Camelia Guadalupe mejor conocida en todo el Jicomé de Esperanza, como doña Lupe me acogió como hijo desde que pasé por allí como médico pasante en 1984, ella y sus cinco hijos, que son ciertamente mis hermanos, son los que me dan albergue cuando el mundo se me achica y necesito acogida. Finalmente doña Edelmira, que me asumió como hijo, por la bella relación de hermandad que mantengo hace más de 30 años, con su hijo José Altagracia Robles (Negro), mi compadre.
A propósito de ellas y de mi vieja, nuestro tema centrales “Los adultos mayores” en la edición 14 de “ALGO MAS QUE SALUD …mientras esperas”, nuestra revista que sale encartada en este vespertino (espérela el 28 de Octubre), tiene una sección de “VERDADES QUE SON VERDAD”, y la quinta es: LA SOLEDAD “Uno de los grandes problemas sociales que afecta a la vejez es que tienden a quedarse solos, y esto es un serio problema de salud, veamos:
En 2006, una investigación realizada con 2.800 mujeres que padecían cáncer de mama sugirió que aquellas pacientes que veían poco a familiares y amigos tenían hasta cinco veces más posibilidades de morir que aquellas con una vida social más activa.
Los científicos creen que el cortisol, la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés por una soledad no deseada, causa inflamaciones y otras enfermedades.
A propósito de esta GRAN VERDAD de la soledad, les regalamos esta frase de Emerson:“El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad”.
