Algo de mí, cáncer y don Negro
A propósito de la máxima acertadísima de que todo ser humano debe persistir en seguir adelante, a pesar de los obstáculos que encuentre en su camino, en seguir viviendo, y con cierta dignidad, quiero dar el testimonio de que regresé, a manera de despojo, a uno de los lugares más feos y amargos en que me ha tocado estar, allí pasé de las horas más pesarosas de mi existencia, no tanto por las circunstancias de un triste y peligroso presente, sino por las circunstancias que me llevaron allí y las perspectivas de un futuro de regreso a la soledad.
Lidiar con esta última parte no ha sido fácil y he seguido adelante, pero no vasta llevar una vida lastimosa, amargada, resabiando por los malos momentos vividos, sino seguirla apegados a los mismos principios en que se ha creído, y que son buenos, y que siempre serán válidos. A dos años de distancia de aquello, creo haberlo logrado, pero hay que seguir vigilante segundo a segundo como planteara Krishnamurti.
Lo mío debió ser “paja pa la garza” si lo comparo con lo vivido en los últimos años por mi compueblano y amigoRamón Antonio Veras (Negro) es un reconocido abogado ha sido un militante de las ideas progresistas y se ha ligado a las mejores causas de la nación y de la humanidad misma. Escritor, columnista por décadas en El Nacional y otros periódicos también se le reconoce por haber establecido una familia ejemplar con Doña Carmen y sus cinco vástagos. Sufrió grandes heridas tanto con la pérdida de su pareja de casi 50 años como con el atentado de que fuera objeto su hijo Jordi.
Varias veces visité su hogar y pude constatar la dulzura de alma de esta abnegada mujer. Aprovechamos este mes del Cáncer para releer el libro que le dedicara a su esposa: “Carmen, cáncer y lucha” y sobre él, en especial el enfoque ligado a la pobreza que le da don Negro, volveremos en la próxima de “algo más que salud”.
POR: José Díaz asesaijd@gmail.com
