Una mirada hacia dentro (II)
La semana pasada publiqué un juicioso comentario de Facebook de Eduardo Díaz y prometí comentarlo hoy. El mismo día de su publicación le escribí: “¿Y tú, Eduardo, te lo has preguntado? ¿Puedes tirar la primera piedra? Te invito a leer mi artículo de mañana en El Nacional”. Esto es parte de lo que apareció ese día siguiente: “Hoy, a 72 horas del 2017, quiero resumir mis anhelos para el año entrante reiterando lo que ha sido norte de esta columna y de mi misma manera de ver la vida e intentar vivirla: debemos hacerlo siendo honestos con nosotros mismos, como entiendo trató de hacerlo Fidel Castro.
Podemos aspirar a tener cosas, posesiones, fama, reconocimientos y todo se irá al vacío sino hemos estado conteste con lo que creemos, con nuestros principios, con los criterios de ser personas decentes…, y en cada espacio, en cada uno de esos papeles que nos ha tocado representar la idea es hacerlo con el norte puesto en ser honesto a lo que se es y lo que se cree, ese es el cielo, ese es el Nirvana, ese es el encontrarnos con el yo interior.
No importa el lugar que ocupe, si es jefe o subalterno, líder o seguidor, dueño o empleado. Su grandeza estará en comprender lo que le corresponde y hacerlo bien, por insignificante que parezca”.
Otra persona Federico Cruz Ortega le respondió a Eduardo con esta belleza: “De acuerdo con todo, menos con que: “… no toda la responsabilidad es del gobierno”. ¡Claro que lo es! Es quien ha dado el ejemplo al más alto nivel. Ejemplo que están copiando los de abajo.
Desde el gobierno no ha habido un mensaje, un castigo ejemplarizador ¡No! Solamente “No Ha Lugar” e impunidad”.
Es una pena no disponer de más espacio, pero es imposible cerrar sin advertir, a propósito de temas calientes como los sobornos de la Odebrecht, que el peso de la educación familiar y escolar es básico para construir una sociedad mejor.
