No está en la sábana
A raíz de los cambios en el sector salud, escribimos: “El economista Chanel Rosa pasó del Seguro Nacional de Salud al Servicio Nacional de Salud (SNS), es un ascenso dado que el SNS es la estructura administrativa de todos los centros hospitalarios del país y maneja la Atención en Salud de todas las personas, pero eso esta así en papeles, porque el SNS sigue amarrado al Ministerio presupuestariamente; por demás el dinero para atender las precariedades de nuestros hospitales no basta, por si fuera poco Chanel deberá vérsela con unos recursos humanos dispersos, con una cultura de atención deshumanizada y unos gremios al acecho.
Este remeneo de mata no garantiza “algo más que salud””. Concluimos.
Días después el flamante director del Servicio Nacional de Salud, que nunca le ha puesto la mano a un paciente (no es trabajador de la salud), dijo en su primer recorrido por los hospitales: “Ciertamente nuestros centros de salud están llenos de precariedades”. Más adelante, para “enfriarse”, expresó: “No será un camino fácil, porque vamos a cambiar cultura. Los más de 50 mil trabajadores del SNS tenemos una deuda histórica con la gente”.
Posteriormente el presidente Medina, al entregar el remodelado “Moscoso Puello”, expresó: “Ahora tendremos hospitales de calidad para que la gente sea atendida con dignidad. Ya no hay salas de enfermos. Aseguró que ningún centro médico privado supera el hospital que hoy recibe la gente del Distrito Nacional”.
Lamentablemente no es con instalaciones físicas elegantes que se van a resolver los problemas del sector salud, sino apelando a una conciencia de responsabilidad y humanización de los servicios, y en eso pesa la capacidad y calidad humana de algunos directores de hospitales.
Tomemos el ejemplo de Jorge Chaín en el Goico y el Gautier, los milagros de Federico Núñez en CECANOT y el rescate de Alfredo Español del desmadre que otros hicieron en el Calventi. Por ahí comienza el “cambio de cultura”. La fiebre no esta en la sabana.
