Mortalidad materna
El embarazo y el parto no son enfermedades. No es posible que por culpa de ellos mueran tantas mujeres en mi país. Cálculos recientes hablan de 119 dominicanas fallecidas “…por causas relacionadas a su capacidad de embarazarse y puede suceder durante el embarazo, el parto o el puerperio”.
El ministro de Salud Pública, Dr. Rafael Sánchez Cárdenas ha manifestado que reducir esas muertes es su prioridad: “Todos sabemos de qué y por qué mueren nuestras madres. Es tiempo de que asumamos con seriedad el problema y paguemos la gran deuda social que tenemos con él”.
Las muertes de nuestras madres se mantienen elevadas a pesar de la alta cobertura de atención prenatal (99.3%), de partos atendidos por profesionales de la salud (98.6%) y de partos en establecimientos de salud (98.5%). Estos datos no reflejan la baja calidad de la atención, la negación de servicios y el pobre seguimiento en promoción de la salud de nuestras embarazadas.
Hemos tenido planes nacionales para reducir este problema en 1997-2000, 2003-2008, 2006-2015 y el último 2012-2016; todos con un nombre similar que plantea reducir las muertes maternas. Ninguno ha presentado resultados ponderables, nunca han sido evaluados y sus postulantes no se han hecho una autocrítica por el fallo de los mismos, sin embargo, nuestras madres siguen muriendo por trivialidades.
Debe surgir una propuesta seria que involucre a toda la nación, con todos los recursos del Estado del gobierno central y local, orientados de tal forma que permitan mejorar el desempeño del sistema de salud garantizando una atención de calidad en nuestros centros públicos y privados para todas nuestras embarazadas sin importar el lugar donde vivan, aún en las comunidades más dispersas, con una vigilancia en todo el embarazo que involucre a todas las instituciones y garantice los pasos de promoción y prevención de la salud que sean necesarios agotar. Eso representaría “algo más que salud”.
