Opinión

Algo más que salud

Algo más que salud

¿Verdades relativas?
Todo aquel que se cree intelectualmente hábil, maneja una serie de verdades absolutas, que vistas por los demás pueden ser relativas, por eso en esta Semana Mayor, obligado por las circunstancias de que pocos harán caso de mis artículos con los temas tradicionales hoy los convoco a conocer parte de mis verdades absolutas, que para algunos serán relativas. Como las que he asumido como mías no son más que copias de otros, las pondré alternándolas con algunas atribuidas a un tal Jesús de Nazaret que mañana estará celebrándose de nuevo su martirologio, porque no se llevan de Machado que en su “Saeta”, (que popularizara por estos lados Serrat) pregona: “Oh, no eres tu mi cantar no puedo cantar ni quiero a este Jesús del madero sino al que anduvo en la mar”.

Esta es una de las prestadas, del Papa “…que las autoridades gubernamentales erradiquen “definitivamente” la corrupción, el narcotráfico y la pobreza, lo que hace es recoger el planteamiento de los obispos dominicanos contenido en la Carta Pastoral del 27 de Febrero. Por tanto,  lo que el Pontífice dijo fue lo que le  transmitieron los obispos. El Papa también exhortó a fortalecer la honestidad, la transparencia y la independencia jurídica”.

Aquí viene una de Jesús: “De cierto os digo que más fácil entra un camello por el ojo de una aguja, que un rico en el reino de los cielos”.

Tomemos una de don Juan: “Los hombres pueden caer pero los principios no. Nosotros podemos caer pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática”.

Volvamos a Jesús: “Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?, no sirve más para nada sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.

Volvamos a los profanos, y les doy una de Luis Franco que tengo “quemá” en este medio, pero que se ajusta de maravilla a la fecha, y puede ser un arreglo de alguna de las de Jesús: “¿Cómo he de verme a mi mismo si vuelvo la espalda a mi único espejo: los otros hombres”?

Una de las del Cristo que pueden haber inspirado a Franco fue aquella: “Un nuevo mandamiento os doy: Amaos los unos a los otros”.

Ésta es de uno menos profano, a propósito de dos acontecimientos, la dedicatoria que a él le hiciera por su victoria electoral en El Salvador el presidente Mauricio Funes, y porque aparece en el preámbulo del segundo capitulo de mi libro “Narcisazo, ¿dónde estás?” a propósito de que se “extraviara” el expediente de la desaparición de mi maestro, nos referimos a Monseñor Oscar Arnulfo Romero que en su homilía de agosto 13 de 1978 dijo esta joya que nos sirve de sombrero a Narciso y a un servidor: “Dios está en Cristo, y Cristo esta en la iglesia. Pero Cristo desborda la iglesia. Es decir, la iglesia no puede pretender tener del todo a Cristo, al modo de decir: sólo los que están en la iglesia son cristianos. Hay muchos cristianos de alma que no conocen la iglesia. Cristo desborda la iglesia, como cuando se mete un vaso en un pozo, hay mucha agua fuera del vaso… Para quienes se sienten orgullosos, vanamente, de la institución Iglesia, sepan que podemos decir: allí no son todos los que están, ni están todos lo que son. No están todos los que son; hay muchos cristianos que no están en nuestra iglesia. Bendito sea Dios, que hay mucha gente buena, buenísima, fuera de los confines de la institución Iglesia”.

Agarrémonos de Jesús, de nuevo: “Bienaventurados los que tiene hambre y sed de Justicia, porque ellos serán saciados”.

Coloquemos a otro profano Walt Whitman, supuestamente gay, que escribió esta belleza: “Creo que una hoja de hierba no es menos que la trayectoria de las estrellas, y que la hormiga es igualmente perfecta; y el grano de arena y el huevo del reyezuelo, y que el sapo es una chef d’oeuvre de las mayores, y que la zarzamora podría adornar los salones celestiales, y que la más insignificante articulación de mi mano pone en ridículo a cualquier maquinaria, y que la vaca que, pace con la cabeza baja, supera a cualquier estatua, y que en un ratón es suficientemente milagroso como para dar mareos a septillones de incrédulos”.

Debemos regresar a Jesús: “Quien este libre de culpas que lance la primera piedra”.

Cierro con un diálogo entre Mafalda y Manolito, de las geniales caricaturas de Quino: Mafalda “!Oíme, pedazo de bestia hereje! ¿Qué es eso que le dijiste a Miguelito de que cuando alguien suspira “!Ay, Dios!” es porque tiene líos económicos? ¿Vos creés que todo el mundo tiene esa idea de Dios? Manolito que al oírla la mira un poco azorado, en el siguiente recuadro levanta el rostro al cielo, mientras musita: “No, por supuesto”, para cerrar en el último recuadro con esta lindeza: “Están los que lo molestan por tonterías”. Pasen unas tranquilas Pascuas y nos vemos en la próxima de “algo más que salud”.

El Nacional

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